El Príncipe de la Amabilidad


Había una vez un reino muy lejano donde reinaba el príncipe Fernando. Era un joven valiente y amable, siempre dispuesto a ayudar a los demás. Sin embargo, un día algo extraño sucedió en el castillo.

Un espíritu travieso logró infiltrarse en el reino y decidió jugarle una broma al príncipe. Mientras dormía plácidamente, el espíritu se coló en su habitación y lo poseyó. Al despertar, Fernando notó que algo no estaba bien.

Sentía una energía extraña recorriendo su cuerpo y tenía pensamientos confusos en su mente. No sabía qué le pasaba, pero no quería preocupar a nadie. Con el paso de los días, las acciones del príncipe comenzaron a cambiar.

Se volvió egoísta y malhumorado con todos a su alrededor. Sus súbditos estaban desconcertados por este repentino cambio de actitud.

Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Fernando se encontró con la pequeña Rosa, una niña huérfana que solía pasar sus días jugando cerca del lago. "Hola princesa", saludó Rosa con una sonrisa inocente. "No me hables así", respondió bruscamente Fernando. Rosa quedó sorprendida ante la respuesta del príncipe pero decidió no rendirse tan fácilmente.

"¿Qué te pasa? Solías ser tan amable". Fernando bajó la mirada avergonzado. "No sé qué me pasa realmente... Me siento diferente". Rosa sintió compasión por él y decidió ayudarlo. "Quizás necesitas descubrir qué es lo que te está afectando. Juntos podemos encontrar una solución".

La pequeña Rosa y el príncipe Fernando comenzaron a investigar sobre espíritus y posesiones en la biblioteca del castillo. Descubrieron que para liberar al príncipe de la influencia del espíritu, debían encontrar un objeto mágico.

Así, decidieron emprender un viaje por todo el reino en busca de este objeto especial. Durante su travesía, conocieron a personajes maravillosos como elfos y hadas, quienes les brindaron sabios consejos.

Finalmente, después de mucho buscar, encontraron el objeto mágico: una antigua piedra brillante que emanaba energías positivas. Siguiendo las instrucciones que habían encontrado en los libros de magia, colocaron la piedra cerca del príncipe mientras dormía. Al despertar al día siguiente, Fernando se sintió renovado.

La energía extraña había desaparecido por completo y volvió a ser el príncipe amable y valiente que todos conocían. Rosa estaba feliz de verlo recuperado. "¡Lo logramos! Ahora eres tú mismo otra vez". Fernando sonrió agradecido. "Nunca podré agradecerte lo suficiente por tu ayuda".

"No fue nada", respondió Rosa modestamente. Desde ese día, el príncipe Fernando valoró aún más la importancia de ser amable con los demás y siempre estar dispuesto a ayudar.

El reino entero celebró su regreso y juntos construyeron un lugar lleno de alegría y bondad. Y así, la historia del príncipe Fernando y la pequeña Rosa se convirtió en una leyenda que inspiró a todos a ser mejores personas cada día. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

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