El Príncipe de la Joroba


Había una vez un nene llamado Juan. Era un nene muy especial porque tenía una joroba en su espalda que lo hacía sentir diferente a los demás.

Pero eso no lo detenía de ser feliz y jugar con sus amigos. Un día, mientras jugaba en el parque, se encontró con una hada madrina que le dijo: "Juan, eres un niño muy valiente y noble. Te concederé un deseo".

Juan pensó por un momento y respondió: "Quiero ser príncipe". De repente, la hada madrina hizo aparecer un castillo mágico delante de ellos y coronó a Juan como príncipe.

Él estaba emocionado por su nueva vida y todo lo que tendría que aprender para ser un buen gobernante. Pero pronto se dio cuenta de que ser príncipe no era tan fácil como parecía. Tenía muchas responsabilidades y decisiones importantes que tomar todos los días.

Además, algunos miembros del reino no estaban contentos con él porque era diferente. "Príncipe Juan", dijo uno de los consejeros del reino, "deberías esconder tu joroba para parecer más normal". Pero Juan sabía que eso no era justo ni honesto consigo mismo.

Así que decidió hablar con su pueblo directamente sobre su joroba y cómo eso lo hacía único pero igualmente capaz de liderarlos hacia un futuro mejor.

"Queridos ciudadanos", comenzó Juan frente a la multitud reunida en la plaza principal del reino, "mi joroba puede hacerme ver diferente pero eso no significa que sea menos capaz o digno de ser vuestro líder". La gente escuchó atentamente y aplaudió su valentía y honestidad.

A partir de ese momento, Juan se convirtió en un príncipe aún más querido y respetado por su pueblo. Con el tiempo, el reino prosperó bajo su liderazgo justo e inclusivo.

Y aunque todavía había personas que lo juzgaban por su apariencia, Juan sabía que era importante seguir siendo fiel a sí mismo y a sus valores. Y así vivió feliz para siempre como un príncipe amado por todos, recordando siempre la importancia de aceptar las diferencias y valorar la diversidad en todas las formas.

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