El Príncipe, la Princesa y el León Valiente
Había una vez, en un reino no tan lejano, una granja encantada donde vivían muchos animales. En esta granja, la dulce Princesa Sofía pasaba sus días cuidando a sus amigos animals: conejos, vacas y un pequeño león llamado Leo.
Un día, mientras jugaban en el campo, Sofía le dijo a Leo:
"Leo, ¿no te gustaría ser más valiente y ayudarme a cuidar la granja de los problemas que vienen del bosque?"
"¡Claro que sí, Sofía! ¡Quiero ser valiente como un verdadero león!" contestó Leo, moviendo su pequeña cola.
La Princesa le explicó que el bosque a veces enviaba criaturas traviesas, como zorrillos que robaban las verduras del jardín.
"Si trabajamos juntos, quizás podamos asustarlos y proteger las cosechas. ¿Te animás?"
Leo sintió un poco de miedo, pero la sonrisa de Sofía le daba valor.
"¡Juntos podemos lograrlo!" respondió el pequeño león.
Al día siguiente, Sofía y Leo se pusieron en marcha. A medida que se acercaban al bosque, escucharon ruidos extraños. De repente, un grupo de zorrillos salió corriendo, haciendo travesuras entre las hortalizas.
"¡Alto allí!" gritó la Princesa con determinación.
"¡No se roban nuestras verduras!" agregó Leo con voz firme, aunque en su interior sentía un pequeño temblor.
Los zorrillos se detuvieron, miraron curiosamente al león y comenzaron a reír.
"¿Qué va a hacer un león tan chico? Solo es un gatito grande" dijeron burlonamente.
Sofía pensó rápido y tuvo una idea.
"¿Qué tal si hacemos una carrera? Si ganan, se pueden llevar las verduras, pero si nosotros ganamos, tienen que dejar de robar".
Los zorrillos, emocionados por el desafío, aceptaron:
"¡Trato hecho!"
Así, se dispusieron en la línea de salida. Sofía volvió a mirar a Leo.
"Confío en vos, Leo. ¡Usá tu fuerza y tu valentía!"
Cuando sonó la señal de inicio, Leo corrió lo más rápido que pudo, pero pronto se dio cuenta de que los zorrillos eran más veloces. Sin embargo, la Princesa, con su ingenio, improvisó un pequeño trampa en el camino de los zorrillos, haciéndolos caer en una zanja llena de hojas.
"¡Eso fue genial, Sofía!" exclamó Leo mientras ayudaba a los zorrillos a salir de la zanja.
"Muchachos, no deben robar. Pero si están hambrientos, podemos compartir nuestras verduras. Todos merecemos comer bien".
Los zorrillos, avergonzados por su comportamiento, aceptaron la propuesta.
"Lo sentimos, no sabíamos que eran tan amables. ¡Prometemos no robar más!" prometieron.
Desde ese día, los zorrillos se convirtieron en amigos del reino y ayudaban a Sofía y Leo en la granja.
"Gracias por enseñarnos sobre la amistad y la generosidad" dijo un zorrillo mientras jugaba con Leo.
La Princesa y el pequeño león aprendieron que la valentía no solo es asustar, sino también ser generoso y amable con los demás. Así, la granja se llenó de risas y aventuras, y todo el reino vivió en armonía, con la Princesa Sofía, Leo, los zorrillos y todos los demás animales felices.
FIN.