El Príncipe Marco y la Aventura del Reino Brillante
Erase una vez, en un reino muy lejano, había un príncipe, el niño príncipe Marco, que era el guardián del reino. Como cada mañana, se puso su armadura reluciente y salió a patrullar el castillo. Al salir, el sol brillaba en el cielo, y se sintió listo para enfrentar cualquier desafío.
- ¡Hoy será un gran día! - exclamó Marco al montarse en su rápido caballo, Relámpago.
Mientas cabalgaba, Marco se aventuró a través de bosques encantados y cruzó ríos caudalosos. Al llegar a la orilla de un gran lago, se detuvo para descansar y contemplar su reflejo en el agua.
De repente, escuchó un llanto proveniente de detrás de unos arbustos. Se acercó con cautela y descubrió a una pequeña hada que estaba atrapada en una telaraña.
- ¡Ayuda! - gritó la hada - Me llamo Lila y no puedo volar porque mi ala está enredada.
- ¡No te preocupes, Lila! - dijo Marco decidido - Te ayudaré.
Con cuidado, Marco deshizo la telaraña de un árbol con su espada. En cuanto la hada estuvo libre, ella comenzó a agitar sus alas llenas de brillo.
- ¡Gracias, príncipe Marco! - exclamó Lila, radiante de felicidad. - Como agradecimiento, te invitaré a ver la magia del Reino Brillante.
Intrigado, Marco aceptó la invitación y voló con Lila hacia el cielo. Mientras ascendían, el paisaje del reino se volvía cada vez más hermoso.
A medida que llegaban al Reino Brillante, Marco se dio cuenta de que todo estaba cubierto de colores luminosos y maravillas. Sin embargo, pronto descubrieron que el reino estaba en peligro. Un grupo de criaturas traviesas conocido como los Furtivos estaba robando la luz del sol que mantenía la magia del lugar.
- Debemos actuar rápido, Marco - dijo Lila, preocupada. - Si no recuperamos la luz del sol, el reino se desvanecerá.
- ¡Estoy contigo! - respondió Marco, decidido a salvar el Reino Brillante.
Juntos, se enfrentaron a los Furtivos y descubrieron que solo necesitaban un plan. Marco usó su inteligencia y creó una trampa brillante con los colores del reino para atraer a las criaturas.
- ¡Miren! - gritó Marco, señalando hacia una pila de dulces que había traído de su reino. - ¡Vengan a jugar!
Los Furtivos, atraídos por la idea de dulces y colores, se acercaron sin sospechar. Con un movimiento rápido, Marco y Lila cerraron la trampa.
- ¡Los tenemos! - exclamó Lila emocionada.
Con los Furtivos atrapados, Marco les explicó la importancia de la luz del sol y cómo su robo afectaba a todos los habitantes del Reino Brillante.
- No sabíamos que estaba mal - dijeron los Furtivos, avergonzados. - Solo queríamos un poco de luz para nosotros.
Marco, con su gran corazón, decidió darles una oportunidad.
- Pueden quedarse aquí en lugar de robarnos. Juntos, podemos crear un jardín lleno de luz que beneficie a todos.
Los Furtivos aceptaron la propuesta y, juntos, plantaron flores que reflejaban la luz del sol. Pronto, todo el reino resplandeció con más brillo que antes.
Lila, agradecida, le dio a Marco una joya de luz.
- Esta joya te recordará que la verdadera magia está en compartir y trabajar juntos. - dijo Lila.
De regreso a su reino, príncipe Marco no solo había salvado el Reino Brillante, sino que también había aprendido el valor de la cooperación y la empatía. Desde entonces, recibió el título de Príncipe de la Luz, recordando siempre que una buena acción trae luz a muchos corazones.
Así, Marco se despidió de Lila y de su nuevo reino, decidido a seguir siendo un guardián no solo de su propio reino, sino también de la amistad y la magia que la bondad puede crear. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.