El príncipe sin caballo
Había una vez en un reino lejano un príncipe llamado Miguel, un joven valiente y apasionado por la equitación, pero que lamentablemente no tenía un caballo propio. A pesar de ello, Miguel no se desanimaba y pasaba sus días cuidando y entrenando a los caballos del castillo. Un día, mientras paseaba por el mercado del reino, Miguel conoció a un anciano sabio que le dijo: "La verdadera valentía y nobleza no provienen de las posesiones materiales, sino de la determinación y el espíritu de superación".
Inspirado por las palabras del anciano, Miguel decidió demostrar su valentía participando en un torneo de equitación que se celebraría en el reino vecino. A pesar de no tener un caballo propio, Miguel se inscribió con la esperanza de poder demostrar su destreza y pasión por la equitación.
Al enterarse de la valentía del príncipe, los caballeros del reino se ofrecieron a prestarle uno de sus mejores corceles. Con humildad, Miguel aceptó la generosa oferta y comenzó a entrenar arduamente.
El día del torneo llegó, y Miguel montó con gracia y determinación el noble corcel prestado. A pesar de las miradas de asombro y dudas, Miguel demostró su destreza y valentía en la pista, logrando ganarse el respeto y la admiración de todos los presentes, incluyendo la del rey del reino vecino.
De regreso en su reino, Miguel comprendió que la valentía y la nobleza no dependen de las posesiones materiales, sino del valor, la determinación y el espíritu de superación. A partir de ese día, el príncipe Miguel se convirtió en un ejemplo para todos, recordando a cada uno que el verdadero valor reside en el corazón y la voluntad de superación.
FIN.