El príncipe triste y la princesa alegre
Había una vez un príncipe llamado Mateo que vivía en un hermoso palacio. A pesar de tener todo lo que un príncipe podría desear, Mateo siempre estaba triste. Un día, decidió abandonar el palacio en busca de la felicidad. Mientras caminaba por el bosque, se encontró con una princesa llamada Valentina, quien irradiaba alegría con su risa contagiante.
- Hola, ¿por qué estás tan triste? - preguntó Valentina con curiosidad.
- He vivido en un palacio toda mi vida, pero la felicidad siempre me ha sido esquiva. Estoy buscando un lugar donde pueda encontrar verdadera alegría - respondió Mateo con tristeza.
Valentina, sorprendida por la tristeza del príncipe, decidió acompañarlo en su búsqueda. Juntos recorrieron diversos lugares, desde campos floridos hasta montañas nevadas, siempre disfrutando de la compañía del otro. Durante sus aventuras, aprendieron a apreciar las pequeñas cosas de la vida, como el canto de los pájaros y el brillo de las estrellas en el cielo.
Una noche, mientras descansaban alrededor de una fogata, Valentina le dijo a Mateo: - Creo que la verdadera felicidad no está en un lugar específico, sino en el corazón. La alegría viene de dentro y se comparte con los demás. Tú y yo hemos encontrado la felicidad el uno en el otro.
Mateo reflexionó sobre las palabras de Valentina y finalmente entendió que la felicidad no se encontraba en un lugar lejano, sino dentro de sí mismo y en las relaciones significativas con los demás. Decidió regresar al palacio, pero esta vez con una actitud diferente.
Al llegar al palacio, Mateo compartió su nueva perspectiva con su familia y sus súbditos. Comenzó a dedicarse a ayudar a los demás y a crear un ambiente de alegría y solidaridad en el reino. Pronto, el palacio se convirtió en un lugar lleno de risas y sonrisas, y Mateo nunca volvió a sentirse triste.
Desde entonces, Mateo y Valentina gobernaron el reino juntos, inspirando a todos con su historia de amistad y felicidad encontrada. Y así, la tristeza del príncipe se convirtió en alegría, gracias al encuentro con la princesa que le mostró el verdadero significado de la felicidad.
FIN.