El príncipe y el cuento robado



En un reino muy, muy lejano, existía un príncipe llamado Leonardo, conocido por su gran valentía y su amor por los cuentos. Todos los días, después de terminar sus deberes reales, se sentaba en un rincón de su biblioteca, sumergido entre las páginas de historias increíbles que lo llevaban a mundos lejanos.

Un día, mientras Leonardo leía un cuento sobre un dragón que protegía un tesoro, fue interrumpido por un ruido extraño. Al asomarse por la ventana, vio a un grupo de niños jugando en el jardín del castillo. Cazaban mariposas y reían a carcajadas. El príncipe deseó unirse a ellos, pero pensó que, como príncipe, debía comportarse de manera seria.

Sin embargo, algo en su interior le decía que debía salir. Así que decidió dejar su libro abierto y correr hacia el jardín. Al llegar, se dio cuenta de que los niños estaban intentando atrapar una mariposa que parecía mágica.

"¡Esa mariposa se ve especial!" - exclamó uno de los niños, señalando el brillante color azul de la criatura.

"Sí, pero ¿qué si es un ave del paraíso disfrazada de mariposa?" - agregó otro, riendo.

Leonardo, entusiasmado por la aventura, les dijo:

"¡Podríamos intentar seguirla! Quizás nos lleve a un lugar maravilloso."

Los niños asintieron, llenos de entusiasmo, y comenzaron a seguir a la mariposa. A medida que corrían, la mariposa los llevó hacia un bosque encantado. Los árboles eran altos y sus hojas brillaban como joyas. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que estaban perdidos.

"No sé cómo volver" - dijo una de las niñas, asustada.

"No te preocupes" - respondió Leonardo, tratando de ser valiente. "Seguiré el camino de la mariposa. Estoy seguro de que nos llevará de vuelta."

Mientras perseguían a la mariposa, de repente, se encontraron con un pequeño estanque. Al acercarse, se dieron cuenta de que no estaban solos. Un viejo búho los observaba con ojos sabios.

"¿Qué hacen ustedes tan lejos de casa?" - preguntó el búho.

"Estamos buscando a una mariposa mágica" - respondió el príncipe. "¿La has visto?"

"No sigan atrás de cosas visibles, sino de lo que realmente importa. Descubran qué hay en sus corazones y sigan su propio camino" - aconsejó el búho, antes de volar hacia los árboles.

Los niños miraron al príncipe, y aunque no entendieron del todo, empezaron a reflexionar sobre lo que el búho había dicho.

"Lo que nos importa en realidad es ser felices, ¿verdad?" - dijo uno de los niños. "Quizás no necesitamos a esa mariposa para disfrutar."

Leonardo sonrió.

"Tienen razón. La verdadera magia está en nuestra amistad y en las aventuras que compartimos."

Decidieron explorar el bosque, alegremente recolectando flores y contando historias divertidas en lugar de perseguir a la mariposa. Poco a poco, se sintieron más tranquilos y felices de estar juntos.

Al rato, se dieron cuenta de que habían encontrado un camino que los llevaba de regreso al castillo. Mientras regresaban, el príncipe se sintió más conectado con los niños que jamás.

Y así, descubrieron que la verdadera aventura no era haber seguido a una mariposa, sino la amistad y los momentos compartidos.

El príncipe Leonardo se convirtió en un gran contador de cuentos, siempre recordando el día que siguió a una mariposa mágica. Y lo mejor de todo es que cada noche, invitaba a los niños del reino a su castillo, donde juntos inventaban nuevas historias llenas de imaginación y risas.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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