El Principito y la Aventura del Robot Tráiler



Era una hermosa mañana y el sol brillante se filtraba a través de las ventanas de la habitación del Principito. Despertó puntual a las 7 am, lleno de energía y listo para comenzar una nueva jornada de aventuras.

- ¡Hoy voy a comer algo rico! - se dijo mientras corría hacia la cocina. Allí encontró un plato lleno de uvas frescas y una manzana crujiente. Se sentó a la mesa, saboreando cada bocado.

- ¡Mmm! ¡Qué rico desayuno! - exclamó mientras disfrutaba de las uvas moradas que parecían tener un sabor mágico.

Después de su delicioso desayuno, decidió que era hora de jugar. Corrió hacia el parque y se dirigió a la resbaladilla, que era su juego favorito.

- ¡Mirá cómo bajo! - gritó mientras se deslizó rápidamente. La brisa le acariciaba el rostro y sentía que volaba por un momento. Cada vez que aterrizaba, reía a carcajadas.

Un rato después, sintió que su estómago comenzaba a rugir. Era hora de almorzar. Regresó a casa donde su mamá preparó un rico plato de espaguetis con salsa de tomate.

- ¡Delicioso! - comentó el Principito mientras comía, y su mamá sonrió al verlo disfrutar.

Tras el almuerzo, decidió que quería jugar a un juego nuevo. Miró a su alrededor y encontró una caja de cartón vacía.

- ¡Haré un robot tráiler! - pensó. Transformó la caja en un increíble robot con sus juguetes. Se puso una caja en la cabeza como un casco y una almohada en la espalda como si fuera su mochila.

- ¡Soy Robotrón 3000! - grito, usando su voz más profunda. Así comenzó a hacer movimientos como un robot.

Mientras jugaba, su hermana llegó y preguntó:

- ¿Qué estás haciendo?

- ¡Soy un robot tráiler! - respondió el Principito entusiasmado. - ¡Vengo a salvar el mundo! ¿Querés unirte?

- ¡Sí, claro! - dijo su hermana emocionada. Juntos empezaron a inventar misiones en las que debían ayudar a los vecinos del barrio.

- La primera misión es ayudar a la señora Elena a llevar sus compras - dijo la hermana.

De inmediato, los dos se dirigieron a la casa de la señora Elena, siempre listos para ayudar. Cuando llegaron, la señora Elena los saludó con una gran sonrisa.

- ¡Hola, queridos robots! ¿Me pueden ayudar con mis compras? - preguntó la señora Elena.

- ¡Por supuesto! - dijeron al unísono, dispuestos a trabajar en equipo. Cargaron las bolsas en sus mochilas de almohadas y la llevaron de vuelta a su hogar.

- ¡Gracias, Robotrón 3000 y compañera! - dijo la señora Elena. - Son los mejores robots del mundo.

Los niños sintieron una gran satisfacción en su corazón. Era muy divertido jugar a ser superhéroes y ayudar a otros al mismo tiempo.

Tras ayudar a la señora Elena, decidieron que su día de robots aún no había terminado. Regresaron a casa y comenzaron a construir una ciudad de cartón con sus juguetes para tener más aventuras.

- ¡Mirá, hicimos un tráfico de robots! - rieron mientras movían sus robots de un lado a otro en la ciudad.

Al final del día, el Principito se sintió muy feliz. Había comido ricas frutas, jugado con su hermana y, lo más importante, ayudado a alguien en su comunidad.

- ¡Hoy fue un gran día! - dijo mientras se preparaba para dormir. - Ser un robot tráiler es lo más divertido de todo.

FIN.

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