El Principito y la búsqueda interplanetaria



Había una vez un pequeño príncipe llamado Antoine, más conocido como El Principito. Él vivía en su propio planeta con su amiguito inseparable, un zorro muy simpático que había domesticado.

Un día, mientras paseaban por el campo, el zorro se detuvo y miró fijamente a los ojos de Antoine: "Mi querido amigo, creo que es hora de decirte algo importante", dijo el zorro con voz seria. "¿Qué pasa, mi amigo?" preguntó preocupado el Principito.

"Ha llegado la hora de que me vaya. Mi tiempo contigo ha sido maravilloso pero ya es momento de partir", respondió el zorro con tristeza en sus ojos. El Principito no podía creer lo que estaba escuchando.

Su mejor amigo se iba para siempre. Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas sin control. "No llores mi amigo -dijo el zorro- recuerda lo que te enseñé cuando nos conocimos. Eres dueño de todo lo que has domesticado".

Antoine recordó las palabras del zorro y comprendió lo valioso que era tener amigos verdaderos en la vida. Aunque le dolía mucho dejar ir al zorro, sabía que siempre estarían juntos en su corazón.

Pasaron los días y Antoine seguía extrañando a su amiguito pero decidió seguir adelante y hacer nuevos amigos. Conoció a una rosa muy especial en un planeta cercano y juntos aprendieron sobre la importancia del amor y cuidado hacia los demás seres vivos.

También hizo amistad con un aviador solitario quien le enseñó sobre la aventura y la exploración. Un día, mientras volaba con el aviador, Antoine divisó un planeta desconocido. Decididos a explorarlo, aterrizaron en él y encontraron a una pequeña niña que lloraba desconsolada.

"¿Qué te pasa?" preguntó el Principito preocupado. "He perdido mi muñeca favorita -respondió la niña- no sé qué hacer sin ella". El Principito recordó su experiencia con su amiguito zorro y decidió ayudar a la niña.

"Tranquila amiguita, yo te ayudaré -dijo el Principito- vamos a buscar juntos tu muñeca". Así fue como Antoine aprendió que las amistades verdaderas no tienen límites y que siempre se pueden encontrar nuevos amigos en los lugares más inesperados.

Desde ese día, el Principito se dedicó a viajar por diferentes planetas para conocer nuevas culturas y seguir haciendo amigos. Pero nunca olvidaría lo importante que había sido su amistad con aquel zorro maravilloso.

Y así termina esta historia, recordándonos que aunque las despedidas sean dolorosas siempre hay nuevas aventuras por vivir al lado de nuestros amigos más queridos.

FIN.

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