El profesor de cuentas del bosque



Había una vez en el hermoso bosque de Australia, un canguro muy curioso llamado Mateo.

A diferencia de los demás canguros, a Mateo le encantaba observar a los niños que visitaban el bosque y aprender todo lo que podía sobre ellos. Un día, mientras espiaba a unos niños jugando cerca de su madriguera, escuchó a uno de ellos decir: "¡Mira! ¡Estoy contando hasta diez!". Mateo se quedó impresionado.

Nunca había escuchado hablar de contar números antes y sintió mucha curiosidad por saber más al respecto. Decidió acercarse sigilosamente al niño y preguntarle sobre aquel misterioso —"contar" .

El niño, sorprendido al ver a un canguro tan interesado en aprender algo nuevo, le explicó pacientemente que contar era poner en orden los números para saber cuántas cosas había. "¿Y puedo aprender yo también?", preguntó emocionado Mateo. "¡Claro que sí!", respondió el niño con una sonrisa. "Te enseñaré cómo hacerlo".

Así comenzaron las lecciones de cuentas para Mateo. El niño le mostraba cómo agrupar piedras y palitos para representar cada número, y poco a poco, Mateo fue entendiendo la lógica detrás del conteo. Los días pasaron y Mateo practicaba sin descanso.

Saltaba de alegría cada vez que lograba contar correctamente hasta diez. Estaba tan emocionado por su progreso que decidió desafiar a sus amigos canguros a una competencia de conteo.

"¡Amigos! ¡Les propongo un juego! ¿Quién puede contar más rápido hasta diez?". Los otros canguros lo miraron sorprendidos, pero aceptaron el desafío divertidos. Comenzó la competencia y uno por uno los canguros fueron contando: uno, dos, tres...

Pero cuando llegaba el turno de Mateo, él contaba con tanta rapidez y precisión que dejaba boquiabiertos a todos los presentes. Al finalizar la competencia, Mateo había demostrado ser el mejor contador del bosque. Sus amigos lo felicitaron entre risas y aplausos.

Estaban orgullosos de él y admiraban su dedicación para aprender algo nuevo. Desde ese día en adelante, Mateo se convirtió en el profesor oficial de cuentas del bosque. Todos los animales acudían a él para aprender matemáticas básicas y él les enseñaba con paciencia y alegría.

Gracias al esfuerzo y la determinación de Mateo, todos en el bosque aprendieron la importancia del conteo y descubrieron lo divertido que podía ser jugar con los números.

Y así, entre risas y juegos matemáticos, vivieron felices para siempre en armonía con las matemáticas gracias al ingenioso e inspirador canguro contador: ¡Mateo!

FIN.

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