El Propósito Brillante


En un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, vivía un loro muy curioso llamado Paco.

Paco era conocido por imitar perfectamente las voces de las personas que pasaban por su jaula, lo que siempre causaba risas y sorpresas entre los vecinos. Un día, mientras Paco estaba en su jaula frente a la plaza del pueblo, vio pasar a un ave diferente a todas las demás que había visto antes.

Era un hermoso aviso luminoso que volaba con elegancia sobre las casas y los árboles. El loro quedó maravillado por la belleza y el brillo del aviso, y decidió llamarlo para entablar una conversación. "¡Hola! ¡Hola! ¿Cómo te llamas?", gritó Paco desde su jaula.

El aviso se detuvo en el aire y respondió con una voz brillante y melodiosa: "¡Hola, Paco! Soy Luminia, el aviso luminoso que ilumina tu camino".

"¡Qué gusto conocerte, Luminia! ¿Por qué brillas tanto? ¿Puedes enseñarme a hacerlo?", preguntó curioso el loro. Luminia descendió lentamente hasta quedar frente a la jaula de Paco y le explicó: "Brillo porque llevo mensajes importantes para las personas del pueblo.

Y sí, puedo enseñarte a brillar también, pero primero debes descubrir cuál es tu mensaje especial". Paco se emocionó al escuchar estas palabras y decidió emprender un viaje junto a Luminia para descubrir cuál era su mensaje especial.

Juntos recorrieron campos, bosques y ríos, siempre en busca de ese propósito único que solo él podía cumplir. Durante su travesía, Paco ayudó a resolver conflictos entre animales del bosque con sus divertidas imitaciones; consoló a niños tristes con sus chistes ocurrentes; e incluso inspiró a artistas locales con sus cantos melodiosos.

Sin embargo, ninguno de estos parecía ser su verdadero mensaje especial. Después de muchas aventuras juntos, llegaron al punto más alto de una montaña desde donde se podía ver todo el pueblo extendido bajo ellos.

Luminia posó su luz sobre Paco y le dijo: "Tu mensaje especial es llevar alegría y esperanza a todos los corazones que encuentres en tu camino. Tu risa es contagiosa y tus palabras pueden sanar heridas invisibles".

Paco comprendió entonces cuál era su verdadero propósito en la vida: ser un mensajero de felicidad para todos aquellos que lo rodeaban. Agradeció a Luminia por guiarlo en este descubrimiento tan importante y regresaron juntos al pueblo para comenzar una nueva etapa llena de significado.

Desde ese día en adelante, Paco siguió imitando voces y haciendo reír a grandes y chicos, pero ahora lo hacía con plena conciencia de la magia que encerraba cada sonrisa compartida.

Y aunque nunca dejó de admirar la luz resplandeciente de Luminia en el cielo nocturno, sabía que él también llevaba consigo una luz única capaz de iluminar los corazones más oscuros.

Y así fue como el loro Paco aprendió que cada uno tiene un mensaje especial dentro de sí mismo esperando ser descubierto; solo hace falta valentía para emprender el viaje hacia lo desconocido y fe en uno mismo para brillar con luz propia en medio de la oscuridad.

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