El Propósito de Josefa Teresa



En un pequeño pueblo llamado Benigànim, vivía una niña llamada Josefa Teresa. Era una niña curiosa y llena de energía, siempre dispuesta a explorar el mundo que la rodeaba.

Pero un día triste, su padre falleció dejándolas solas junto a su hermanita María. Afortunadamente, su tío Manuel decidió llevarlas a vivir con él.

Aunque al principio estaban un poco asustadas por los cambios en sus vidas, pronto se dieron cuenta de que su tío era una persona muy especial. Tío Manuel era un hombre sabio y amable. Siempre tenía tiempo para escuchar las preguntas y las historias de las niñas. Además, les enseñaba muchas cosas interesantes sobre la naturaleza y el mundo que los rodeaba.

Un día soleado, mientras paseaban por el campo, Josefa Teresa encontró algo brillante entre los arbustos. Era una pequeña mariposa atrapada en una telaraña. La niña se acercó con cuidado y liberó al delicado insecto.

La mariposa voló libremente hacia el cielo azul mientras las niñas la miraban admiradas. Tío Manuel aprovechó este momento para enseñarles una lección importante: "Nunca debemos dejar de ayudar a aquellos que necesitan nuestra ayuda", dijo con ternura en sus ojos.

Desde ese día, Josefa Teresa y María aprendieron el valor del amor incondicional y la importancia de ser amables con todas las criaturas vivientes.

Juntos comenzaron a buscar formas diarias de ayudar a otros: alimentando a los animales callejeros, reagarrando basura en el parque o simplemente ofreciendo una sonrisa a quienes más lo necesitaban. La vida en la casa de tío Manuel se convirtió en una aventura constante. Cada día, las niñas descubrían algo nuevo y emocionante.

Aprendieron a plantar semillas y ver cómo crecían hermosas flores en el jardín. Descubrieron los secretos del cielo estrellado durante las noches claras y aprendieron sobre las diferentes constelaciones. Pero su mayor aventura estaba por llegar.

Una mañana, mientras exploraban el bosque cercano, escucharon un ruido extraño proveniente de un árbol alto. Se acercaron cautelosamente y vieron a un pequeño pajarito atrapado entre las ramas.

Josefa Teresa trepó valientemente al árbol para rescatar al pajarito, mientras María esperaba ansiosa abajo. Con mucho cuidado logró liberarlo y ambos observaron cómo el pajarito volaba libre hacia el horizonte. Ese día, Josefa Teresa entendió que todos tenemos la capacidad de hacer grandes cosas si nos atrevemos a intentarlo.

Aprendió que no importa cuán pequeños o jóvenes seamos, siempre podemos marcar la diferencia en este mundo.

Con el tiempo, Josefa Teresa se convertiría en Santa Inés de Benigànim, conocida por su amor incondicional hacia todas las criaturas vivientes y su dedicación para ayudar a los demás. Y así fue como una niña curiosa e inspiradora encontró su propósito en la vida gracias al amor y la guía de su tío Manuel.

Juntos, dejaron huellas imborrables en los corazones de todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerlos. .

FIN.

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