El protector de la naturaleza



Había una vez un hombre llamado Juan que vivía en el valle más hermoso del mundo. En este lugar, el agua cristalina fluía por los arroyos y los pájaros cantaban felices alrededor de los árboles frutales.

Juan era un hombre muy sabio y amable, siempre estaba dispuesto a ayudar a sus vecinos y amigos. Un día, mientras caminaba por el valle, se encontró con un grupo de niños que jugaban cerca del río.

- ¡Hola Juan! -exclamaron los niños al verlo-. ¿Quieres jugar con nosotros? - Claro que sí -respondió Juan con una sonrisa en su rostro- ¿Qué están haciendo? - Estamos construyendo un puente para cruzar el río -dijo uno de los niños.

Juan se acercó para ver la construcción del puente y notó que no estaban usando las herramientas adecuadas para hacerlo bien. Entonces, decidió enseñarles cómo construir un puente sólido y seguro.

- Primero necesitamos medir la distancia entre ambas orillas del río -dijo Juan mientras tomaba una cuerda-. Después debemos buscar madera fuerte y resistente para construir las bases del puente. Los niños estaban asombrados por todo lo que aprendían de Juan.

Con paciencia y dedicación, lograron terminar el puente después de varios días de trabajo duro. Un día, mientras paseaba por el valle nuevamente, Juan vio algo extraño en la orilla opuesta al río. Era una pequeña caja abandonada bajo un árbol.

Curioso, se acercó a investigar y encontró un mapa que mostraba la ubicación de un tesoro escondido en el valle. Juan sabía que no podía dejar pasar esta oportunidad, así que decidió buscarlo. Durante semanas, Juan buscó y buscó sin éxito el tesoro.

Pero su perseverancia lo llevó a encontrar algo mucho más valioso: una cueva secreta donde vivían animales en peligro de extinción.

Juan se dedicó a protegerlos y cuidarlos, construyendo refugios para ellos y enseñando a los demás cómo preservar la naturaleza del valle. Su amor por la vida silvestre inspiró a muchos otros a seguir su ejemplo. Con el tiempo, Juan se convirtió en un héroe local por sus acciones altruistas y su amor por el medio ambiente.

Los niños lo admiraban por ser un gran maestro, mientras que los adultos lo respetaban por ser un líder compasivo.

Y así fue como Juan descubrió que dentro del hermoso valle había mucho más que agua cristalina, sol y aire puro; también había personas necesitadas de ayuda y animales en peligro de extinción esperando ser salvados.

FIN.

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