El protector de la naturaleza



Había una vez un niño llamado Juan, quien vivía en el campo junto a su familia. Desde muy pequeño, Juan aprendió a cuidar las ovejas que su padre criaba en la granja.

Un día, mientras estaba pastoreando a las ovejas por los campos verdes y floridos, se dio cuenta de que una de ellas había desaparecido. "¿Dónde está mi ovejita?"- se preguntó preocupado.

Juan comenzó a buscar por todas partes y después de varios minutos, encontró a la oveja atrapada entre unas ramas espinosas. Con mucho cuidado logró liberarla y llevarla de vuelta al rebaño. Desde ese día, Juan decidió ser más atento con sus ovejas.

Se aseguraba de contarlas todos los días para estar seguro de que ninguna faltara y revisaba constantemente las cercas para evitar que alguna escapara. Pero un día, mientras estaba pastoreando nuevamente a las ovejas, escuchó unos gritos provenientes del bosque cercano.

Intrigado, decidió investigar qué pasaba y descubrió a un grupo de niños tratando cruelmente a un pequeño zorro herido. "¡Dejen al zorro tranquilo!"- dijo Juan valientemente mientras se acercaba al grupo. "No está bien hacerle daño".

Los niños lo miraron sorprendidos pero finalmente decidieron dejar al zorro en paz. Juan tomó al animalito herido en sus brazos y lo llevó hasta su casa donde lo curaron y lo protegieron hasta que estuvo recuperado.

A partir de ese momento, Juan no solo cuidaba mejor a sus ovejas sino también ayudaba a otros animales que necesitaban su ayuda. Con el tiempo, Juan se convirtió en un gran defensor de la naturaleza y los animales.

Aprendió que todos merecemos respeto y cuidado, sin importar cuán diferentes seamos unos de otros. Y así, el pequeño Juan demostró al mundo que una sola persona puede marcar una gran diferencia si se preocupa por lo que es importante.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!