El protector de los animales
Max era un joven indio que vivía en el bosque rodeado de la naturaleza. Él conocía cada rincón del bosque y se preocupaba por la vida de los animales que allí habitaban.
Un día, mientras Max estaba cazando para alimentarse, notó algo extraño en el aire. Había un olor a quemado y una columna de humo negro se elevaba desde una zona cercana al bosque. Max corrió hacia el lugar y descubrió que había un incendio forestal descontrolado.
Los árboles ardían sin cesar, los animales corrían asustados y todo parecía estar perdido. Max sabía que tenía que hacer algo para salvar a todos los animales del bosque, así que decidió actuar rápidamente.
Primero, buscó agua en un arroyo cercano con su cubeta de madera y empezó a apagar las llamas más pequeñas. Luego de mucho esfuerzo logró contenerlas lo suficiente como para poder continuar ayudando a los animales.
Max encontró primero al zorro quien estaba muy asustado "No te preocupes amigo zorro, yo te salvaré" dijo Max mientras lo cargaba en sus brazos para llevarlo a un lugar seguro lejos del fuego.
Luego encontró al conejo "Corre rápido Conejito! Sígueme!" gritó Max mientras saltaba sobre ramas caídas y troncos quemados hasta encontrarle una cueva segura donde refugiarse.
De repente escucharon los ladridos desesperados de un perro atrapado bajo las llamas "Tenemos que ayudarlo!" exclamó Max mientras corría hacia donde provenían los ladridos. Con su astucia y destreza, Max logró salvar al perro, quien estaba demasiado asustado para moverse. Max siguió recorriendo el bosque salvando a todos los animales que encontraba en su camino.
Salvó a un búho, una ardilla y hasta a un oso que se había quedado atrapado entre las llamas. Finalmente, después de muchas horas de trabajo duro, Max logró extinguir por completo el fuego forestal.
Los árboles aún humeaban pero ya no había peligro para los animales del bosque. Los animales habían sobrevivido gracias a la valentía y coraje de Max, quien arriesgó su vida para salvarlos.
Desde ese día, los animales del bosque aprendieron a confiar en él y lo consideraron como su protector. La lección que dejó esta experiencia fue que la naturaleza es frágil y debemos cuidarla siempre porque dependemos de ella para nuestra supervivencia.
También aprendimos que con determinación y coraje podemos hacer grandes cosas si trabajamos juntos por un bien común.
FIN.