El pueblito de Chibcha y la lección de la envidia


En el tranquilo pueblito de Chibcha, gobernado por el rey Guarapo y la reina Chicha, la flora y fauna eran verdaderamente hermosas. El pueblito estaba rodeado de exuberante vegetación y lleno de maravillosas criaturas. En otros pueblos, como Iguacue y Chiquiza, la gente se sentía envidiosa de la belleza natural de Chibcha. -

Un día, en Iguacue, un grupo de aldeanos hablaba sobre la belleza de Chibcha. Uno de ellos, llamado Tito, exclamó: '¡Es injusto que Chibcha tenga todas esas maravillas mientras nosotros apenas tenemos nada!' -

En Chiquiza, la envidia también comenzaba a sembrar discordia entre los habitantes. La joven Sarita dijo en voz alta: '¿Por qué Chibcha tiene tantos tesoros naturales y nosotros tan pocos? ¡Es injusto!' -

La reina Chicha, preocupada por la envidia que brotaba en los corazones de los pueblos vecinos, decidió invitar a los habitantes de Iguacue y Chiquiza a visitar Chibcha. Cuando llegaron, los sorprendió la belleza del lugar. -

Chicha reunió a todos y les dijo: 'La flora y fauna que ven a su alrededor son verdaderamente maravillosas, pero no podemos dejar que la envidia empañe nuestra armonía. En lugar de envidiar, debemos aprender a apreciar y proteger lo que tenemos'. Los habitantes de Iguacue y Chiquiza reflexionaron sobre sus acciones. -

Desde ese día, las tres comunidades trabajaron juntas para preservar la belleza natural que los rodeaba. Aprendieron que la envidia solo causa tristeza y división, y que es mejor disfrutar y cuidar lo que tienen. La solidaridad y el trabajo en equipo fortalecieron los lazos entre los pueblos, y la envidia desapareció. -

Así, Chibcha, Iguacue y Chiquiza vivieron en armonía, apreciando y protegiendo la naturaleza que los rodeaba.

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