El Puente de dos Mundos



En un universo lleno de magia y fantasía, existían dos mundos paralelos: el Mundo Brillante, lleno de luz y colores, y el Mundo Oscuro, cubierto de sombras y misterio. En el Mundo Brillante vivía Lucía, una chica llena de energía y alegría, conocida por su habilidad para hacer flores de colores vibrantes. En el Mundo Oscuro, en cambio, habitaba Marco, un joven reservado y solitario, que prefería trabajar con las sombras y crear esculturas de piedra que parecían cobrar vida.

Lucía y Marco jamás se habían conocido, pero sus caminos estaban destinados a cruzarse. Un día, mientras Lucía estaba recolectando sus flores mágicas, notó un rayo de luz extraño que atravesaba el cielo, como si estuviera buscando algo. Intrigada, siguió la luz que la llevó a un extraño puente que conectaba ambos mundos.

"¿Qué es esto?" - se preguntó Lucía asombrada.

Al cruzar el puente, se encontró con Marco, quien estaba trabajando en una escultura de sombras.

"¿Qué haces aquí?" - preguntó Marco con desconfianza.

"Vine a ver qué era esta luz. ¡Es maravillosa!" - exclamó Lucía, admirando las sombras que súbitamente tomaban forma.

"No te acerques a mis creaciones. No entenderías la belleza del oscuridad" - contestó Marco, sintiéndose incómodo.

"¡Pero las sombras pueden ser hermosas!" - insistió Lucía. "Solo tienes que creerlo."

Marco frunció el ceño, mientras Lucía giraba en círculos, recolectando pétalos brillantes que caían de la luz mágica.

Con el tiempo, el puente comenzó a temblar y una tormenta mágica se desató. El puente se rompía poco a poco; ambos mundos estaban a punto de separarse para siempre.

"¡Mira lo que hiciste!" - grita Marco, mirando la tormenta que se aproximaba.

"¿Yo? ¡No es mi culpa!" - respondió Lucía, sintiendo como la ansiedad crecía.

En ese momento, se dieron cuenta de que solo trabajando juntos pueden salvar el puente.

"¿Qué tal si combinas tus sombras con mis flores?" - propuso Lucía, mientras el viento aullaba.

Marco dudó, pero vio la determinación en los ojos de Lucía. Tras un momento de reflexión, decidió intentarlo.

Juntos, comenzaron a mezclar las flores brillantes con las sombras. Lucía trajo colores, mientras Marco proporcionaba formas. A medida que trabajaban, la tormenta comenzó a calmarse y el puente se llenó de una hermosa luz cálida, creando un arco iris que conectaba ambos mundos.

"¡Mira! ¡Funciona!" - gritó Lucía llena de alegría.

"¡Es realmente impresionante!" - admitió Marco, sorprendido por el resultado.

Ambos, con la alegría del descubrimiento, terminaron de crear un nuevo arte: una estatua que brillaba y danzaba en el aire, uniendo lo mejor de los dos mundos.

La tormenta finalmente se disipó, y el puente se volvió más fuerte que nunca.

"Gracias, Lucía. No sé qué habría hecho sin vos" - dijo Marco, con una sonrisa tímida.

"Y gracias a vos, Marco. Aprendí que las sombras son necesarias para apreciar la luz" - respondió Lucía con gratitud.

Desde ese día, Lucía y Marco se convirtieron en grandes amigos. Juntos exploraron su potencial, creando maravillas que unieron tanto el Mundo Brillante como el Mundo Oscuro. Aprendieron que, aunque eran diferentes, juntos eran más fuertes y podían crear cosas mágicas.

El Puente de dos Mundos floreció gracias a su amistad, recordándoles a todos que en la diversidad hay belleza y que a veces, la magia nace de la colaboración.

FIN.

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