El puente de la amistad
Había una vez un grupo de amigos muy creativos que vivían en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza. Todos los días se reunían para jugar y construir cosas nuevas.
Un día, decidieron que querían construir un puente sobre el arroyo que cruzaba el pueblo, para poder ir de un lado al otro más fácilmente. Los amigos estaban muy emocionados con la idea y se pusieron manos a la obra de inmediato.
Recogieron palos, piedras y hojas del bosque cercano para usar como materiales de construcción. Aunque algunos tenían dudas sobre si esos materiales eran los adecuados para construir un puente resistente, decidieron seguir adelante con su plan.
Así pasaron los días, trabajando juntos bajo el sol caliente para terminar su puente. Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo duro, lograron terminarlo. Estaban tan orgullosos de su creación que invitaron a todo el pueblo a cruzar el puente en una gran fiesta.
-¡Miren nuestro puente! ¡Es increíble! -exclamó Pablo, uno de los amigos constructores. -Tiene una pinta fantástica, pero ¿estarán seguros todos al cruzarlo? -preguntó Ana con preocupación.
Sin embargo, antes de que pudieran recibir respuesta alguna, comenzaron a escucharse crujidos provenientes del puente recién construido. De repente, con un estruendo ensordecedor, el puente se rompió en pedazos y todos cayeron al arroyo. -¡Ayuda! ¡Estamos atrapados! -gritaban asustados mientras intentaban salir del agua.
Por suerte, no hubo heridos graves gracias a la rápida reacción de los vecinos que acudieron en su auxilio. Una vez todos estuvieron a salvo en tierra firme, se sentaron juntos para reflexionar sobre lo sucedido. -Hemos aprendido una lección muy importante hoy -dijo Marta con seriedad-.
No podemos improvisar cuando se trata de algo tan serio como la construcción de un puente. Necesitamos planificar mejor y usar materiales adecuados para garantizar la seguridad de todos. -Tienes razón Marta.
A veces la emoción nos hace olvidar lo importante que es hacer las cosas bien desde el principio -asintió Juan reflexivo. Los amigos decidieron entonces poner manos a la obra nuevamente, esta vez con la ayuda de expertos en construcción del pueblo.
Juntos planificaron detalladamente cada paso y utilizaron materiales resistentes y seguros para reconstruir el puente. Después de semanas de arduo trabajo y dedicación, finalmente inauguraron el nuevo puente ante aplausos y alegría generalizada en Villa Esperanza.
Esta vez era sólido y seguro, listo para soportar cualquier desafío que se presentara. Y así fue como aquel grupo de amigos aprendió la importancia de trabajar juntos, planificar cuidadosamente y no rendirse ante los obstáculos.
Desde entonces, cada vez que cruzaban el nuevo puente recordaban aquella experiencia como una lección valiosa que nunca olvidarían.
FIN.