El puente de la valentía
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Jicamarca, una estudiante muy especial llamada Nayeli.
Ella era una niña curiosa y con muchas ganas de aprender, pero siempre llegaba tarde a su escuela porque vivía al otro lado del río y su único medio de transporte era un barco. Nayeli se levantaba temprano cada mañana y se preparaba con mucho entusiasmo para ir a la escuela.
Tomaba su mochila llena de libros y cuadernos, y caminaba hasta el muelle donde esperaba el barco que la llevaría al otro lado del río. Pero había un problema: el barco solo pasaba cada hora, así que cuando Nayeli llegaba al muelle, ya se había ido.
Esto le causaba mucha tristeza y frustración. Sus compañeros de clase siempre llegaban puntuales mientras ella tenía que esperar impaciente el siguiente viaje.
Un día, mientras esperaba en el muelle con lágrimas en los ojos por llegar tarde nuevamente, un viejo pescador se acercó a ella.
Tenía una sonrisa amable en su rostro arrugado y le dijo:"Hola Nayeli ¿Por qué te veo tan triste?"Nayeli respondió con voz apagada: "Siempre llego tarde a la escuela porque vivo al otro lado del río y no puedo cruzarlo sin el barco". El pescador reflexionó unos segundos y luego dijo: "¿Sabes qué? Puedes encontrar otra forma de cruzar el río sin depender del barco".
Nayeli abrió los ojos sorprendida y preguntó: "¿De verdad? Pero, ¿cómo puedo hacerlo?"El pescador le explicó que había un antiguo puente colgante escondido en el bosque cercano.
Era un camino peligroso y poco transitado, pero si Nayeli era valiente y perseverante, podría llegar a tiempo a su escuela sin depender del barco. Nayeli se llenó de alegría y se despidió del pescador con una gran sonrisa. Corrió hacia el bosque en busca del puente colgante.
El camino estaba lleno de obstáculos: árboles caídos, ríos pequeños que debía cruzar saltando sobre las piedras y senderos estrechos. Durante semanas, Nayeli exploró el bosque cada día después de clases.
Aprendió a trepar árboles altos para evitar los charcos fangosos, encontró atajos secretos que acortaban su camino y descubrió plantas medicinales fascinantes. Finalmente, llegó el día en que Nayeli decidió cruzar el puente colgante por primera vez. Con mucho miedo pero decidida a llegar puntualmente a la escuela, comenzó a caminar sobre las frágiles tablas suspendidas en el aire.
Cada paso era un desafío para Nayeli, pero ella se aferraba con fuerza al pasamanos y continuaba avanzando. Sus piernas temblaban de nerviosismo mientras miraba hacia abajo al río rugiendo bajo sus pies.
Pero entonces ocurrió algo inesperado: una fuerte ráfaga de viento hizo que el puente se sacudiera violentamente. Nayeli sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y pensó en darse por vencida.
Pero de repente, recordó todo lo que había aprendido en el bosque: la valentía, la perseverancia y la importancia de no rendirse ante los desafíos. Con determinación, Nayeli cerró los ojos, respiró profundamente y dio un paso adelante.
El puente se mantuvo firme bajo sus pies mientras ella avanzaba lentamente hacia el otro lado del río. Cada paso era más seguro que el anterior y Nayeli se sentía cada vez más confiada. Finalmente, llegó al otro extremo del puente colgante.
Miró su reloj y se dio cuenta de que llegaría a tiempo a la escuela por primera vez en mucho tiempo. Una sensación de orgullo y satisfacción llenó su corazón mientras corría emocionada hacia su destino. Desde ese día, Nayeli dejó atrás el barco como único medio de transporte.
El puente colgante se convirtió en su camino diario hacia la escuela, pero también en un símbolo de coraje y perseverancia para todos los niños del pueblo.
Y así fue como Nayeli demostró que con valentía y determinación, podemos superar cualquier obstáculo que se nos presente en la vida. Su historia inspiradora enseñaría a todos los niños a nunca rendirse ante las dificultades y siempre buscar soluciones creativas para alcanzar sus metas.
FIN.