El Puente de las Palabras



Había una vez, en un pequeño barrio de Buenos Aires, dos amigas llamadas Sofia y Martina. Ambas eran muy inteligentes, siempre llenas de curiosidad y amor por los libros. Se pasaban horas paseando por los parques y discutiendo las historias que leían, entre risas y susurros. Un día, mientras caminaban por el parque, Sofia le dijo a Martina:

"Este nuevo libro de aventuras me voló la cabeza. ¿Te imaginás viajar a un mundo donde los árboles hablan?".

"¡Sí! Sería increíble. Me encantaría conocer a un árbol sabio y que me cuente sus secretos. Pero también me gusta la idea de un mundo lleno de dragones".

Martina estaba tan entusiasmada que casi se le olvida la tristeza que sentía por un cambio en su vida. Sin embargo, un mes después, Sofia le dio una noticia que cambiaría todo:

"Martina, tengo que contarte algo...".

"¿Qué pasa?".

"Nos mudamos a otra ciudad. Ya no podremos pasear juntas todos los días".

Martina se quedó en silencio. El corazón le latía fuerte.

"Pero... ¿y nuestros paseos? ¿Y nuestras charlas de libros?".

"Prometemos seguir hablando, cada semana por mensaje. La distancia no puede detener nuestra amistad".

Con lágrimas en los ojos, Martina abrazó fuertemente a Sofia y prometieron mantener su amistad viva. La despedida fue emotiva, pero el compromiso que hicieron les dio fuerza.

Pasaron los días y aunque ambas seguían leyendo y descubriendo nuevos mundos en sus libros, la ausencia de los paseos y las charlas se hacía sentir. La tecnología ayudaba, pero no era lo mismo. Un día, Martina, viendo que el sol brillaba intensamente, decidió tomar una decisión:

"¡Ya sé!". Se dijo a sí misma. "Necesito hacer algo que nos una de nuevo".

Así que se puso a trabajar en un pequeño proyecto. Reunió hojas de papel de colores, marcadores, y empezó a crear un libro especial.

El título que eligió fue "Historias de Amistad a Distancia". Se le ocurrió que podía escribir episodios donde ambas protagonistas, que eran ellas mismas, vivían aventuras a través de un puente mágico que conectaba sus dos ciudades. En su historia, las dos chicas podían verse cuando querían, gracias a ese puente, pero también tenías que ayudar a otros personajes que se encontraban atrapados en sus propios mundos.

Un día, cuando acabó el primer episodio, mientras lo leía, se dio cuenta de que había mucha razón en lo que había escrito:

"La amistad es un puente, no importa la distancia. Podemos seguir adorando los libros y contando historias juntas".

Por su parte, Sofia estaba sintiendo lo mismo. También comenzó a escribir sobre sus propias aventuras en su nueva ciudad, añadiendo capítulos en los que ella y Martina seguían resolviendo misterios y ayudando a otros.

Un día, mientras leía su último capítulo, le envió un mensaje a Martina:

"¡Hola! Estoy escribiendo una historia donde somos las heroínas. ¡Te voy a enviar el primer capítulo!".

"¡Quiero leerlo!".

La respuesta de Martina llegó rápidamente. Ambas comenzaron a compartir sus historias, ampliando el mundo que habían creado entre las dos, hasta que finalmente, pensaron en otra idea:

"¿Por qué no hacemos un libro juntas?".

Y así, se pusieron a trabajar en conjunto, aunque a distancia. Se enviaban correos, mensajes de voz con sus ideas, y cada semana se reunían por videollamada para discutir los capítulos del libro. Se dieron cuenta de que, aunque sus cuerpos estaban lejos, sus pensamientos y su creatividad podían volar lejos, sin importar dónde estuviesen.

Finalmente, después de meses de trabajo, el libro fue terminado. Decidieron hacer una pequeña ceremonia virtual para celebrarlo juntas.

"Mirá, lo logramos. Aun estando separadas, ¡creamos un mundo nuevo!".

"Sí, y jamás pensé que la distancia nos uniría aún más".

Las dos amigas aprendieron que la verdadera amistad no conoce barreras, y que siempre hay formas de mantenerse conectados, sin importar cuán lejos físicamente estén. Su libro se convirtió no solo en una historia de aventura, sino también en un recordatorio de que la amistad es un poderoso puente que siempre puede unir a las personas por más lejos que estén.

Y así, Sofia y Martina siguen escribiendo, compartiendo historias, aventuras y risas, incluso desde la distancia. Y cada vez que se sienten un poco solas, abren su libro y recuerdan que tienen un puente de palabras que las mantiene unidas.

FIN.

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