El puente de Pepe
Había una vez un pequeño y valiente pez llamado Pepe que vivía en el río más grande de la selva. Pepe siempre soñaba con explorar más allá de su hogar y descubrir nuevos lugares emocionantes.
Un día, mientras nadaba cerca de la orilla del río, vio algo brillante en el horizonte. Se acercó sigilosamente y descubrió que era una hermosa isla llena de árboles frondosos y flores coloridas.
La curiosidad se apoderó de él y decidió aventurarse hacia allí. Sin embargo, había un gran problema: para llegar a la isla, tenía que cruzar un tramo del río infestado de pirañas hambrientas.
Las pirañas eran conocidas por ser feroces depredadoras y no tenían miedo de atacar a cualquier criatura que se acercara demasiado. Pepe estaba decidido a alcanzar su sueño, pero también sabía que necesitaba ayuda. Así que reunió a sus amigos más cercanos: Lucas el cangrejo, Martina la tortuga y Lola la ranita saltarina.
—"Amigos" , dijo Pepe con determinación "Tengo un sueño: quiero cruzar ese río lleno de pirañas para llegar a esa hermosa isla". Lucas el cangrejo levantó una pinza en señal de preocupación. "Pero Pepe, las pirañas son peligrosas.
Podrían comernos antes siquiera intentarlo". Martina la tortuga asintió lentamente. "Es cierto, Pepe. Sería mejor quedarnos aquí donde estamos seguros". Sin embargo, Lola la ranita saltarina tenía una sonrisa traviesa en su rostro.
"¡Yo tengo una idea!", exclamó emocionada. "Podemos construir un puente sobre el río para cruzarlo con seguridad". Pepe y los demás se miraron unos a otros, sorprendidos por la ocurrencia de Lola.
Pero pronto se dieron cuenta de que podría ser la solución perfecta. Así que trabajaron juntos día y noche, recolectando ramas y hojas para construir el puente.
Cada uno aportaba sus habilidades únicas: Pepe era ágil y podía nadar rápidamente para buscar materiales, Lucas tenía fuerza suficiente para mover las ramas más pesadas, Martina era paciente y cuidadosa al colocar cada pieza en su lugar, y Lola era experta en saltos precisos para asegurar que el puente estuviera bien equilibrado.
Finalmente, después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, el puente estaba listo. Estaban emocionados pero también nerviosos por lo que les esperaba al otro lado del río. Con valentía, Pepe fue el primero en cruzar el puente mientras los demás lo animaban desde atrás.
A medida que avanzaba lentamente hacia la isla, las pirañas se acercaban peligrosamente. Pero justo cuando parecía que no había escapatoria, algo inesperado sucedió: las pirañas comenzaron a bailar al ritmo de la música del viento entre los árboles.
Parecían estar tan entusiasmadas con la travesía de Pepe que olvidaron todo sobre comerlo. Pepe llegó a salvo a la isla y, con alivio, llamó a sus amigos para que lo siguieran.
Uno por uno, cruzaron el puente mientras las pirañas continuaban bailando. Finalmente, todos estaban juntos en la hermosa isla. Miraron atrás y vieron cómo las pirañas seguían danzando felices en su río. "¡Lo logramos!", exclamó Pepe emocionado.
"Gracias por creer en mí y ayudarme a cumplir mi sueño". "¡Y gracias a ti también, pirañas!", agregó Lola riendo. "Nos demostrasteis que incluso los animales más temidos pueden tener un corazón amable". Desde ese día, Pepe y sus amigos exploraron juntos muchos lugares emocionantes.
Aprendieron que con valentía, determinación y trabajo en equipo se puede superar cualquier obstáculo. Y así es como una travesía de cruzar un río infestado de pirañas se convirtió en una aventura inspiradora y educativa para estos valientes animalitos de la selva.
FIN.