El Puma y el Tero
En la meseta de Chubut, vivía un imponente puma llamado Nahuel. Siendo el rey de la meseta, Nahuel solía cazar con gran destreza, pero a menudo lo hacía para divertirse y no por necesidad.
Un día, mientras merodeaba por la meseta, encontró un nido de teros con tres huevos resplandecientes. Sin pensarlo dos veces, Nahuel se acercó y con sus afiladas garras, destruyó los huevos. - '¡Ja, ja, ja! ¡Estos pájaros son tan débiles!' se burló Nahuel.
Bajo la sombra de un árbol cercano, observaba atentamente el valiente tero, llamado Tito. Tito era un tero decidido a proteger a su familia a toda costa. Al ver lo que había sucedido, Tito se estremeció, pero decidió enfrentar al puma.
- '¡Nahuel, has cometido una gran injusticia! No tienes derecho a dañar a mi familia. Te pido que nos respetes y protejas nuestra casa, como yo protejo la tuya', dijo Tito con firmeza.
Sorprendido por la valentía de Tito, Nahuel gruñó y se alejó, dejando al tero y su nido destrozado.
Poco después, una fuerte tormenta azotó la meseta. El viento soplaba con fuerza, y la lluvia era intensa.
Nahuel buscaba refugio desesperadamente cuando divisó un árbol caído que podía protegerlo de la tormenta. Sin embargo, cuando se acercó, se dio cuenta de que bajo el tronco había un nido de teros y sus crías indefensas.
Recordando las palabras de Tito, Nahuel decidió utilizar todas sus fuerzas para levantar el árbol y crear un refugio para los teros. - 'Tito, he aprendido que todos merecemos respeto y protección, sin importar nuestra especie.
Te pido perdón por lo que hice, y juro que a partir de ahora seré un guardián de la meseta, velando por ti y tu familia', dijo Nahuel con sinceridad.
Con el correr del tiempo, Nahuel se convirtió en un fiel protector de toda la vida en la meseta de Chubut, manteniendo su promesa y enseñando a otros la importancia de la tolerancia y el respeto hacia el otro.
FIN.