El queso mágico y la amistad solidaria



Érase una vez, en un pequeño rincón de un bosque encantado, vivían dos amigos muy especiales: La ratolina y el Marc.

La ratolina era una pequeña ratoncita curiosa y aventurera, mientras que el Marc era un simpático conejito siempre dispuesto a ayudar. Un día, mientras exploraban el bosque juntos, la ratolina y el Marc encontraron algo brillante entre los arbustos.

¡Era un trozo de queso mágico! Un delicioso queso amarillo con destellos dorados que prometía concederles el poder de volar. La ratolina y el Marc se miraron emocionados. Ambos querían probar ese increíble queso, pero sabían que solo podía comerlo uno de ellos. Así que decidieron hacer una competencia para ver quién sería el elegido.

Se pusieron en línea recta y comenzaron a correr lo más rápido que pudieron hacia un árbol grande al final del camino. El primero en llegar tendría derecho a comerse ese maravilloso queso mágico. La carrera fue intensa.

La ratolina corría velozmente por su tamaño diminuto, mientras que el Marc saltaba con agilidad entre los obstáculos del camino. Ambos estaban decididos a ganar y saborear aquel fabuloso queso.

Cuando estaban llegando al árbol, la ratolina vio algo inesperado: había un pajarito atrapado entre las ramas altas. Sin pensarlo dos veces, decidió detenerse y ayudarlo a escapar. El pajarito estaba asustado y no podía volar debido a una herida en su ala.

La ratolina, con su pequeño tamaño, trepó por el árbol hasta llegar al pajarito y lo liberó con mucho cuidado. El Marc, quien había llegado primero al árbol, se sorprendió al ver que la ratolina no estaba a su lado.

Giró la cabeza y vio cómo ella descendía del árbol llevando consigo al pajarito herido. "¿Qué estás haciendo, ratolina? ¡Deberías estar aquí comiendo ese queso mágico!", exclamó el Marc confundido. La ratolina sonrió amablemente y respondió: "Marc, este pajarito necesita nuestra ayuda.

No puedo dejarlo solo y lastimado. Además, siempre podemos encontrar más queso en otro momento". El Marc reflexionó sobre las palabras de su amiga y entendió que tenía razón.

Juntos llevaron al pajarito hasta un lugar seguro donde pudiera recuperarse. Después regresaron al bosque en busca de nuevas aventuras. Desde aquel día, la ratolina y el Marc continuaron explorando juntos el bosque encantado.

Aunque nunca probaron el queso mágico que les otorgaba el poder de volar, descubrieron algo mucho más valioso: la importancia de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Aprendieron que compartir sus habilidades y alegría con quienes más lo necesitan es lo que realmente hace especial una amistad verdadera.

Así termina esta historia de dos amigos entrañables: La ratolina y el Marc. Quienes demostraron que incluso cuando se tiene un gran tesoro entre manos, hay cosas aún más valiosas por las cuales vale la pena renunciar a ellos.

Y así, juntos, siguieron volando por el bosque encantado, llenando de alegría y solidaridad cada rincón que visitaban. Porque en la amistad verdadera, no hay espacio para la envidia o la codicia, solo para compartir momentos inolvidables.

FIN.

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