El Ratón Astuto y la Trampa del Perro y el Gato



Era una hermosa mañana en la casa de Don Felipe, un lugar lleno de vida y pequeños susurros de animales. El perro, llamado Rocky, y el gato, llamado Miau, pasaban el día pensando en un delicioso almuerzo. Al ver a un pequeño ratón, al que llamaban Rati, su estómago empezó a rugir.

-Miau, mira a ese ratón, ¡está para comérselo! -dijo Rocky, lamiéndose los labios.

-Sí, Rocky, pero debemos ser astutos. Si le mostramos nuestras intenciones, se escapará -respondió Miau con picardía.

Así que Miau, con su astucia felina, propuso un plan:

-Formemos una trampa. Tú, Rocky, lo asustas con un ladrido ruidoso y yo me escondo detrás del mueble. Cuando él salga corriendo, ¡zas! , lo atrapas.

Rocky movió la cola, emocionado por el plan.

-¡Genial, Miau! Haré el ladrido más fuerte que jamás hayas escuchado.

Así, prepararon la trampa. Miau se escondió estratégicamente mientras Rocky fingía jugar con una pelota, manteniendo la atención de Rati. Cuando el ratón asomó su pequeña cabeza, Rocky ladró furiosamente:

-¡Guau! ¡Vení aquí, pequeño ratón!

Rati, asustado, salió disparado de su escondite directo hacia donde estaba Miau. Sin embargo, el ratón, con su sagacidad habitual, decidió hacer algo inesperado. En vez de correr por la salida, se metió rápidamente debajo del mueble donde estaba escondido Miau.

-¿Qué haces aquí? ¡No era parte del plan! -exclamó Miau, sorprendido.

-Ja, ja, ja, creyeron que me atraparían tan fácil. ¡Soy más rápido que ustedes dos juntos! -se burló Rati, listo para salir nuevamente al plano.

Miau, noquería dejar escapar su oportunidad,

-¡Eso no fue justo! -gritó Miau, pero el ratón no se detuvo. En un apuro, dejó caer una miga de pan en la dirección de Rocky, quien, embobado, siguió el aroma, despistándose de su verdadera meta.

-¡Miau, mira! ¡Un trozo de pan! -dijo Rocky, olvidando por completo al ratón.

Aprovechando la distracción, Rati salió escurridizo de su escondite y, con una sonrisa astuta, comentó:

-¡Adiós, amigos! ¡Hasta la próxima aventura! -y desapareció tras la puerta.

Rocky y Miau se miraron, confundidos y algo frustrados.

-¿Qué pasó? -preguntó Rocky, con la mirada en el suelo.

-Maldita sea, ¡no puedo creer que nos haya ganado! -respondió Miau.

Pero en lugar de amargarse, decidieron aprender de la experiencia.

-Roc, ¿sabés qué? Tal vez deberíamos aprender a trabajar mejor juntos. Podríamos ser un gran equipo -sugirió Miau.

-¡Sí! ¡Yo suelo ser impulsivo y tú eres astuto, podríamos encontrar la forma de resolverlo! -admitió Rocky, moviendo su cola.

Desde esa vez, el perro y el gato decidieron volverse amigos del ratón. Juntos exploraron nuevos juegos y divertidos desafíos.

-Y si bien nunca atraparon a Rati, el ratón siempre decía:

-Para un ratón como yo, el verdadero premio es la amistad.

Y así, Rati, Rocky y Miau se convirtieron en grandes amigos, aprendiendo que lo más importante no era comerse al ratón, sino disfrutar de la compañía y trabajar en equipo, sin perder la diversión. ¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!

FIN.

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