El Ratón Dentista
Había una vez un pequeño ratón llamado Rato que vivía entre los muros de la casa de un dentista. Rato era un ratón curioso que siempre espiaba el consultorio desde su escondite. Le encantaba ver cómo el dentista ayudaba a los niños a cuidar sus dientes. Un día, mientras observaba a través de un pequeño agujero, escuchó al dentista decir:
"Recuerden chicos, ¡hay que cepillarse los dientes tres veces al día!"
Rato quedó fascinado con la idea de los dientes sanos y decidió que quería ayudar a los niños a tener sonrisas brillantes.
Desde ese día, Rato empezó a recoger restos de hilo dental y cepillos de dientes que encontraban en la basura. Se hizo un pequeño disfraz con esos elementos y se propuso convertirse en el "Ratón Dentista".
Una noche, decidió aventurarse fuera de su casa y entrar al cuarto de una niña llamada Lucía, que siempre olvidaba cepillarse los dientes. Cuando se acercó, hizo un pequeño ruido que la despertó.
"¿Quién está ahí?" - preguntó Lucía, asustada.
Rato dio un pequeño salto y dijo: "Soy el Ratón Dentista, y he venido a ayudarte a cuidar tus dientes!"
Lucía, sorprendida pero curiosa, decidió escuchar.
"¿De verdad? ¿Cómo puedes ayudarme?"
"Solo necesitas seguir unos simples pasos. ¡Voy a enseñarte!" - dijo Rato entusiasmado.
Rato le mostró cómo cepillarse correctamente, haciéndolo con movimientos graciosos que hacían reír a Lucía, y le enseñó la importancia del hilo dental.
"Si no usas hilo dental, los restos de comida pueden quedarse atrapados entre tus dientes y eso puede causar caries" - explicó Rato.
Lucía prometió que a partir de ese día se cepillaría los dientes tres veces al día. Rato se despidió, feliz de haber hecho una nueva amiga.
Sin embargo, al día siguiente, la niña se olvidó de cepillarse al salir muy apurada a la escuela. Rato, necesitando un plan, decidió que no se podía rendir tan fácil.
Esa noche, hizo un dibujo en la pared de su escondite: un gran cartel que decía: "¡NO OLVIDES CEPILLARTE LOS DIENTES!", y lo llenó de dibujitos de dientes sonrientes.
Cuando Lucía vio el cartel a la mañana siguiente, exclamó:
"¡Qué lindo! Es como si el Ratón Dentista estuviera aquí!"
Desde entonces, Lucía siempre miraba el cartel antes de salir y nunca olvidaba cuidar su sonrisa.
Rato se convirtió en el héroe del barrio, ayudando a otros niños a seguir sus consejos. Pero un día, se enteró de que algunos de los niños no tenían cepillos ni hilo dental.
"¡Esto no puede ser!" - dijo Rato preocupado.
Así que, con el apoyo del dentista y algunos pescadores que lo ayudaron, realizaron una colecta de cepillos y productos de higiene dental para regalar a los niños del barrio.
Rato se sintió muy feliz, viendo cómo los otros niños sonreían radiantes con sus nuevos cepillos.
"Cada sonrisa cuenta, y cuidar nuestros dientes es un trabajo en equipo" - dijo el dentista en el evento.
Al final, Rato comprendió que el verdadero poder de su misión no solo estaba en enseñarle a Lucía y a los otros niños a cuidar de sus dientes, sino también en la amistad y la colaboración.
Desde aquel día, no solo el Ratón Dentista se convirtió en un símbolo de salud dental, sino también de amor y unidad en la comunidad. Y cada vez que alguien sonreía en el barrio, surgía un pequeño silbido, porque Rato sabía que había hecho una gran diferencia.
FIN.