El Ratón Lector y la Aventura del Sótano



Era un lunes de agosto y el sol brillaba intensamente en el patio de la escuela 163 Japón. Martín, Ailén, Fabián y Valentina estaban aburridos de jugar al fútbol y decidieron que era el momento perfecto para una pequeña aventura. Con un guiño cómplice, se escabulleron hasta el sótano de la escuela, un lugar misterioso del que siempre habían tenido curiosidad.

Cuando llegaron al sótano, se encontraron con un ambiente oscuro y polvoriento, iluminado apenas por una ventana pequeña. Pero lo que más les llamó la atención fue un pequeño ratón sentado en un rincón, con unas gafas bien puestas, hojeando un libro de cuentos.

"¡Hola!", dijo Martín con sorpresa. "¿Qué estás haciendo aquí?"

El ratón levantó la mirada y sonrió. "Hola, chicos. Estoy leyendo una historia muy emocionante sobre un viaje mágico. Me llamo Ramón y soy un amante de los libros."

"¡Qué interesante!", exclamó Ailén. "¿De qué trata?"

Ramón se acomodó las gafas y explicó. "Es sobre un niño que encuentra un mapa antiguo y se embarca en una aventura para encontrar un tesoro. Pero lo que descubre es mucho más valioso que el oro. Descubre la amistad, la valentía y la importancia de ayudar a los demás."

Fabián se acercó un poco más. "¿Podemos escuchar la historia?"

"Por supuesto!", respondió Ramón, emocionado. "Pero primero, necesito que me ayuden a encontrar las páginas que me faltan. Se me volaron con la brisa y están esparcidas por el sótano. ¿Me ayudan a buscarlas?"

Los cuatro niños asintieron y se pusieron manos a la obra. Empezaron a buscar entre las cajas viejas y los objetos olvidados. Mientras buscaban, cada uno leía fragmentos del cuento que Ramón había dejado en el suelo.

Valentina encontró una página que hablaba sobre un dragoncito perdido. "Miren esto, habla sobre la importancia de no tener miedo a pedir ayuda."

"Eso es muy cierto", agregó Fabián. "A veces, es difícil pedir ayuda, pero es valioso saber que no estamos solos."

Mientras seguían buscando, descubrieron un viejo mapa, tal como el que Ramón había mencionado. "¡Chicos, esto es increíble!", gritó Ailén. "Parece un mapa del tesoro."

Ramón se emocionó aún más. "Ese mapa puede ser la clave para que vivamos nuestra propia aventura. ¿Se animan a seguir las pistas y encontrar el tesoro juntos?"

Los niños, llenos de entusiasmo, decidieron que sí. Dividieron las pistas y comenzaron a seguir el mapa. Cada paso que daban los llevaba a diferentes objetos en el sótano, como una brújula antigua y un cofre vacío.

Después de un rato de búsqueda, finalmente encontraron un viejo cofre escondido detrás de unas cajas. Con el corazón latiendo de emoción, lo abrieron. Dentro no había oro ni joyas, pero sí un mensaje. Era un papel que decía: "La verdadera riqueza está en la amistad y en aprender juntos."

"Wow" , dijo Martín, intrigado. "Es un tesoro muy diferente al que esperábamos, pero es igualmente valioso."

Valentina sonrió y comentó. "Aprendimos algo más valioso que cualquier tesoro material."

Ramón asintió, satisfecho. "Cada aventura tiene algo que enseñarnos. Nunca subestimen el poder de la amistad y el conocimiento."

Los niños, ahora más unidos que nunca, regresaron al lugar donde encontraron a Ramón. "Gracias, Ramón, por llevarnos en esta aventura. ¡Fue increíble!"

"Gracias a ustedes por ayudarme", respondió el ratón. "Recuerden siempre, leer y compartir historias puede llevarnos a los lugares más maravillosos."

Cuando volvieron al recreo, los cuatro amigos tenían una nueva perspectiva. Habían vivido una aventura que los conectó no solo entre ellos, sino también con el maravilloso mundo de los libros.

Desde ese día, siempre que alguien de la escuela 163 Japón estaba aburrido, recordaban aquella mágica tarde y cómo un pequeño ratón los llevó a descubrir lo que realmente importaba: la amistad y la aventura de aprender juntos.

FIN.

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