El Ratón Micky y el Misterio de las Manos Sucias



Había una vez en un pequeño pueblo, un ratón llamado Micky. Micky era un ratón muy curioso y juguetón, pero había algo que no estaba dispuesto a hacer: ¡lavarse las manos!

Un día, Micky se encontraba jugando con sus amigos en el parque. Mientras correteaban de un lado a otro, Micky se llenó de barro al caer en un charco. Todos sus amigos se reían, pero al mismo tiempo, le decían:

"Micky, deberías lavarte las manos. ¡Mirá cómo están!"

"No pasa nada", respondió Micky. "Soy un ratón y el barro no me hace nada. ¡Es solo un poco de diversión!"

Sus amigos intentaron convencerlo, pero Micky decidió que no era necesario. El sol brillaba y todos se fueron a jugar a la zona de juegos. Sin embargo, después de un rato, ¡Micky comenzó a sentir un extraño picor en las patas!"¿Qué es eso?", se preguntó mientras se rascaba.

Uno de sus amigos, la ratoncita Lila, se acercó:

"Micky, ¡te dije que te lavaras las manos! A veces, las cosas sucias pueden traer visitantes no deseados."

Micky se rió y le respondió:

"¡Dejame en paz, Lila! ¡Solo son manos sucias!"

Sin embargo, el picor empeoró. Micky decidió ir a la casa del anciano sabio del bosque, el búho Don Sabio, para pedir un consejo.

Don Sabio lo miró con sus grandes ojos y le dijo:

"Micky, en la vida hay que aprender a cuidarse. La suciedad puede traerte problemas, aunque no los veas ahora."

Micky se rasca la cabeza y le preguntó:

"¿Qué tipo de problemas, Don Sabio?"

"Los problemas que no se ven, pero que pueden causar molestias. Como los gérmenes que te hacen sentir incómodo, o la suciedad que atrae a otros animales no deseados."

Al escuchar esto, Micky sintió un escalofrío.

"¿Otros animales?"

"Sí, como las moscas. Pueden seguirte si no cuidas tu higiene."

Micky se sintió un poco asustado, pero para no parecer débil, trató de disimularlo.

"No hay problema. ¡Yo puedo con eso!"

Pero el picor parecía intensificarse. Entonces fue a ver a su abuela, la ratona Chiqui, que siempre le preparaba galletitas ricas.

"Abuela" , le dijo Micky, "me estoy rascando todo. ¿Qué me pasa?"

"Cariño, es probable que los gérmenes estén molestando. ¿Te has lavado las manos?"

"No...", respondió Micky, casi en un susurro.

"Mirá, Micky, si te lavas las manos antes de comer, te sentirás mejor. ¿Querés una galletita?"

"¡Sí!", exclamó Micky.

"Primero, ¡a lavarse las manos! Yo siempre te digo que lo hagas. La higiene es importante para disfrutar de todo lo rico que hay en la vida."

Entonces, Micky decidió que era hora de cambiar. Fue al grifo, se lavó las manos con agua y jabón, y vio cómo toda la suciedad desaparecía. Al salir, sintió como si se hubiese liberado de algo pesado.

"¡Mirá, ya no me pica!"

"¡Eso es porque decidiste cuidarte! ¡Bien hecho!", le dijo Lila, quien lo había seguido de cerca.

Desde ese día, Micky no solo se lavó las manos antes de comer, sino que también empezó a dar consejos a otros sobre la importancia de la higiene. Así, Micky se convirtió en el ratón más querido no solo por su juego, sino también por ser un ejemplo a seguir.

"¡Chicos, no se olviden de lavarse las manos!"

"¡Es súper importante para seguir disfrutando de nuestras aventuras!"

Y así, Micky, el ratón que una vez se resistió a lavarse las manos, se transformó en todo un héroe del pueblo, demostrando que cuidar de uno mismo es fundamental para disfrutar de la vida al máximo.

FIN.

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