El Ratón Pérez y el Hada de los Dientes
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Ratonia, un ratón muy especial llamado Pérez. A diferencia de los demás roedores, a Pérez le encantaba recolectar dientes de leche que los niños perdían.
Los guardaba con mucho cuidado en su bolsita mágica y les dejaba monedas a cambio. Un día, mientras Pérez recorría las calles del pueblo en busca de dientes perdidos, escuchó risas y voces provenientes de la escuela primaria.
Se acercó sigilosamente y vio a un grupo de niños de primer grado jugando en el patio. Pérez se sentó en una esquina para observarlos y notó que muchos tenían caritas tristes.
Se acercó al niño más cercano y le preguntó:- ¿Por qué estás tan triste? El niño miró al ratón sorprendido y respondió:- Es que hoy me falta un diente y no sé cómo voy a hacer para comer.
Pérez entendió entonces que esos niños aún no sabían sobre él y su misión de recolectar dientes. Decidió hablarles sobre su trabajo mágico e inspirarlos con sus historias. - ¡Hola chicos! Soy el ratón Pérez -dijo emocionado-. Vengo a visitarlos cuando pierden sus dientes porque así puedo ayudarlos.
Los ojos de los niños se iluminaron ante la presencia del simpático roedor. Todos querían contarle sus historias sobre los dientes que habían perdido. Pérez sonrió y les dijo:- Saben, cada vez que pierden un diente es señal de crecimiento.
Sus nuevos dientecitos son más fuertes y saludables, así que no tienen de qué preocuparse. Además, yo siempre les dejaré una moneda en su lugar para que puedan comprar algo especial. Los niños se miraron entre sí con asombro y alegría.
A partir de ese momento, todos esperaban con emoción la visita del ratón Pérez cada vez que perdían un diente. Pero un día, cuando Pérez llegó a Ratonia, se encontró con una sorpresa desagradable.
¡El hada de los dientes había llegado antes que él! El hada estaba entregando monedas a los niños y contándoles cuentos mágicos. Pérez sintió tristeza y celos al ver cómo el hada le quitaba su trabajo.
Decidió enfrentarla y le dijo:- ¡Hola! Yo soy el ratón Pérez y he estado recolectando dientes en este pueblo durante mucho tiempo.
¿Por qué has venido a hacer mi trabajo? El hada lo miró comprensivamente y respondió:- Querido Pérez, sé lo importante que es tu labor, pero pensé que podríamos trabajar juntos para llevar más alegría a estos niños. Cada uno tiene su propia magia para compartir.
Pérez reflexionó sobre las palabras del hada y comprendió que ambos podían colaborar en beneficio de los pequeños de Ratonia. A partir de ese día, el ratón Pérez y el hada de los dientes trabajaron juntos para hacer felices a los niños del pueblo.
Organizaron eventos especiales en la escuela primaria donde compartieron historias mágicas sobre la importancia de cuidar sus nuevos dientecitos. Los niños aprendieron sobre la importancia de cepillarse los dientes después de cada comida y visitar al dentista regularmente.
También descubrieron que el ratón Pérez y el hada de los dientes estaban siempre dispuestos a escuchar sus inquietudes y ayudarlos en todo momento. Desde entonces, la sonrisa nunca desapareció de los rostros de los niños de Ratonia.
Sabían que Pérez y el hada estaban allí para cuidarlos y enseñarles sobre la magia del crecimiento. Y así, entre risas, cuentos mágicos y monedas bajo las almohadas, el ratón Pérez y el hada de los dientes se convirtieron en dos grandes amigos que trabajaban juntos para llevar alegría a todos los niños del mundo.
FIN.