El ratón que enseñó a Tomás
Era un caluroso día de verano cuando Tomás encontró un pequeño ratón atrapado entre unas cajas en el garage de su casa. Era gris, con grandes ojos curiosos y temerosos a la vez. Tomás, que siempre había soñado con tener una mascota, sintió una mezcla de emoción y responsabilidad al ver al ratón. "No te preocupes, pequeño, te ayudaré a salir de aquí", dijo Tomás mientras levantaba con cuidado las cajas. Después de unos segundos, el ratón salió corriendo a refugiarse detrás de un jarrón antiguo en la esquina del garage.
Tomás decidió llamarlo Nico. Cada día, después de la escuela, iba al garage a ver cómo estaba su nuevo amigo. Con el tiempo, se dio cuenta de que Nico necesitaba más que solo compañía; necesitaba un hogar. Entonces, se hizo un plan. "Tengo que construir una jaula para que esté cómodo y a salvo. Pero eso significa que tengo que ser responsable, cuidar de él y alimentarlo todos los días", pensó el niño.
Al principio, Tomás se comprometió a alimentar a Nico y a limpiar su jaula cada mañana. Sin embargo, un día, recibió una invitación para ir a jugar fútbol con sus amigos, y, entusiasmado, se olvidó de los cuidados del ratón. Cuando volvió a casa, encontró a Nico un poco inquieto y la jaula desordenada. "Lo siento, Nico. Me dejé llevar por la emoción y no pensé en ti", se lamentó Tomás, sintiéndose culpable.
Esa noche, mientras Tomás se acomodaba en su cama, se puso a pensar. "La diversión es importante, pero mis responsabilidades también lo son. Nico depende de mí", reflexionó. Así que decidió que debía establecer un horario para jugar y para cuidar de su ratón. Al día siguiente, pintó un cartel con las tareas que debía cumplir y lo colocó en la puerta del garage.
Con el tiempo, Tomás se volvió un experto en el cuidado de Nico. Aprendió a ser persistente y a planificar su tiempo, y en el proceso, fortaleció su amistad con el ratón. Un día, mientras jugaban juntos, Tomás le dijo a Nico: "Gracias a vos, aprendí lo que significa ser responsable. No solo por vos, sino también en otras cosas de mi vida." Nico, aunque no hablaba, parecía sonreír. Desde entonces, Tomás no solo se dedicó a cuidar de su amigo, sino que también se volvió más responsable en la escuela y en casa, siempre recordando la valiosa lección que le había enseñado un pequeño ratón gris.
FIN.