El ratón Remy y su gran aventura en el bosque



Había una vez un ratoncito llamado Remy que vivía en un viejo zapato abandonado. Aunque su hogar era pequeño, siempre estaba lleno de alegría y travesuras.

Un día, mientras Remy exploraba el jardín, se encontró con su amigo el ganso llamado Gerardo. "¡Hola, Gerardo! ¿Qué estás haciendo por aquí?"- preguntó emocionado Remy. El ganso miró al ratoncito con una sonrisa y respondió: "Estoy buscando algo delicioso para comer.

¿Quieres ayudarme a encontrarlo?"Remy asintió emocionado y los dos amigos comenzaron a buscar comida por el jardín. Mientras caminaban, se encontraron con una zanahoria gigante que sobresalía de la tierra. "¡Mira esa zanahoria, Gerardo! ¡Es enorme!"- exclamó Remy sorprendido.

Gerardo se acercó a la zanahoria y dijo: "Creo que podemos compartirla. Tú puedes quedarte con la parte superior y yo me quedaré con la inferior. "Los amigos trabajaron juntos para sacar la zanahoria del suelo y partirla en dos pedazos iguales.

Cada uno tomó su parte y disfrutaron de un delicioso festín. Después de comer, Remy tuvo una idea brillante: "Gerardo, ¿qué te parece si construimos una casa más grande para vivir? Será nuestro hogar donde podremos jugar y divertirnos juntos".

El ganso asintió entusiasmado ante la propuesta de su amigo y los dos comenzaron a recolectar ramas y hojas para construir su nueva casa. Trabajaron duro durante días, uniendo las ramas con cuidado y creando una estructura resistente.

Cuando terminaron, se miraron orgullosos de su obra. La casa era amplia y acogedora, perfecta para ambos. Remy decoró el interior con pedacitos de tela colorida que encontró en el jardín, mientras Gerardo buscaba piedras brillantes para adornar la entrada.

"¡Nuestra casa es increíble!"- exclamó Remy emocionado. Gerardo asintió y dijo: "Sí, pero lo más importante es que la construimos juntos". Los días pasaban y Remy y Gerardo vivían felices en su nueva casa.

Juntos exploraban el jardín, descubrían nuevos tesoros y compartían risas interminables. Aprendieron que trabajar en equipo era mucho más divertido que hacerlo solos. Un día, mientras jugaban cerca del río, escucharon unos débiles chillidos provenientes de un arbusto cercano.

Con curiosidad corrieron hacia allí y encontraron a una pequeña ardillita atrapada entre unas ramas. Rápidamente, Remy usó sus habilidades de roedor para liberar a la ardilla mientras Gerardo le daba ánimo desde el lado opuesto del arbusto.

Una vez libre, la ardillita les agradeció con entusiasmo y les contó cómo había quedado atrapada mientras buscaba comida. "No tienes nada que agradecer", dijo Remy amablemente. "Estamos aquí para ayudarnos mutuamente". La ardillita sonrió y dijo: "Me encantaría ser su amiga.

Juntos podemos explorar el bosque y vivir aventuras emocionantes". Desde ese día, Remy, Gerardo y la ardillita se convirtieron en los mejores amigos.

Juntos exploraron el bosque, ayudaron a otros animales necesitados y aprendieron que la amistad verdadera no tiene límites. Y así, el ratoncito que vivía en un zapato encontró a su amigo el ganso y juntos construyeron una hermosa amistad llena de risas, aventuras y trabajo en equipo. Fin.

FIN.

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