El Ratón Valiente



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Espantosa, donde todos los habitantes vivían asustados por la presencia de una extraña criatura que rondaba por las noches.

Su nombre era El Huesped Cuanto de Miedo y su imagen aterradora causaba pánico en cada rincón. Un día, un valiente niño llamado Facundo decidió enfrentar sus miedos y descubrir qué se escondía detrás de esa terrorífica mascara.

Armado con su coraje y una linterna, se aventuró en busca del Huesped Cuanto de Miedo. Al llegar al bosque oscuro, el corazón de Facundo latía fuertemente. Sin embargo, recordó las palabras sabias de su abuelo: "El miedo solo tiene poder si le das permiso".

Con estas palabras resonando en su mente, siguió adelante decidido a superar sus temores. Finalmente llegó a una vieja cabaña abandonada donde supuestamente residía la criatura.

Con cautela, se adentró en ella y encontró algo inesperado: ¡un pequeño ratón asustado! El ratoncito tenía miedo del mundo exterior y había creado ese personaje temible para protegerse. Facundo entendió que el ratón solo necesitaba compañía y amor. Decidió llevarlo consigo a casa para cuidarlo y enseñarle que no todos eran malos o peligrosos.

Le dio el nombre de Rufus y juntos emprendieron una gran amistad. Con el tiempo, Facundo compartió la historia con los habitantes del pueblo. Todos se sorprendieron al descubrir que aquel ser espantoso no era más que un ratón asustado.

A partir de ese día, Villa Espantosa se convirtió en Villa Esperanza, un lugar lleno de alegría y comprensión.

Facundo y Rufus se hicieron famosos en todo el pueblo, dando charlas sobre la importancia de no juzgar por las apariencias y aprender a enfrentar los miedos. Incluso escribieron un libro llamado "El valor detrás del disfraz" para inspirar a otros niños a superar sus temores.

Y así, gracias al coraje y compasión de Facundo, el Huesped Cuanto de Miedo dejó de ser una amenaza para convertirse en una historia inspiradora y educacional para todos los habitantes de Villa Esperanza. Porque nunca debemos olvidar que detrás de cada máscara hay una persona con sentimientos y sueños.

FIN.

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