El Ratón y la Serpiente



En un hermoso bosque lleno de árboles y flores de colores, vivía un pequeño ratón llamado Rati. Rati era curioso y siempre estaba en busca de nuevas aventuras. Un día, mientras exploraba, escuchó un suave susurro entre los arbustos.

"¿Quién anda ahí?" - preguntó Rati, asomando su cabezita.

De pronto, apareció una serpiente de escamas brillantes llamada Serpi. Rati, un poco asustado, retrocedió.

"No temas, pequeño ratón, soy Serpi, la serpiente. No voy a hacerte daño," - dijo la serpiente, sonriendo.

Rati la miró desde lejos y respondió:

"Es que yo he oído historias sobre serpientes que buscan comer ratones."

"Entiendo tu temor, pero no soy como las que has escuchado. Cada uno es diferente, incluso entre nosotros los reptiles. Estoy aquí disfrutando del sol y de la belleza del bosque. No tengo interés en comer ratones."

Intrigado, Rati se acercó un poco más.

"¿De verdad? ¿Y qué te gusta hacer?" - preguntó.

"Me encanta deslizarme entre las hojas y explorar escondites. Además, tengo un sentido muy agudo para escuchar todo lo que sucede a mi alrededor. A veces, incluso ayudo a otros animales a encontrar lo que buscan, con mi habilidad para meterme en lugares estrechos. ¿Y a ti, qué te gusta hacer?"

"¡Soy muy rápido!" - dijo Rati con orgullo. "Si veo a un depredador, puedo correr y esconderme en un lugar seguro. También me gusta recolectar semillas y compartirlas con mis amigos!"

A medida que conversaban, ambos fueron descubriendo más sobre sus habilidades y la forma en que cada uno participaba en la vida del bosque. Sin embargo, un día, ocurrió algo inesperado.

Una tormenta comenzó a acercarse, y los vientos eran fuertes. Rati, preocupado, miró hacia el cielo y dijo:

"¡Serpi! Debemos buscar refugio de la lluvia. ¿Dónde podemos escondernos?"

Serpi reflexionó por un momento y luego respondió:

"Yo puedo entrar fácilmente en la cueva del árbol. Allí seremos seguros. Tú puedes correr hacia donde está la entrada, y entramos juntos."

Pero Rati no podía meterse. Su cuerpo era demasiado grande para pasar.

"No puedo entrar ahí, seré arrastrado por el agua. Es demasiado peligroso para mí," - lamentó el ratón.

"No te preocupes, yo cuidaré de ti. Mantente justo en la entrada y te protegeré con mi cuerpo."

Así lo hicieron. Rati se acomodó en la entrada de la cueva mientras Serpi se puso delante de él. Cuando la lluvia comenzó a caer, Rati sintió cómo la serpiente llevaba el peso de la tormenta protectora sobre él.

"Gracias, Serpi, - dijo Rati con gratitud. - Sin tu ayuda, habría sido arrastrado. Eres más que solo una serpiente; eres un buen amigo."

Cuando la tormenta cesó, ambos amigos salieron a ver su bosque nuevamente iluminado por el sol.

"¿Ves? A pesar de que somos tan distintos, juntos pudimos enfrentar la tormenta," - le dijo Serpi.

"Sí, cada uno tiene sus propias habilidades y aprendizajes, y eso es lo que nos hace especiales," - reconoció Rati, sintiéndose más sabio.

Desde aquel día, Rati y Serpi siguieron explorando juntos, ayudándose mutuamente y aprendiendo uno del otro. Se dieron cuenta de que, aunque el ratón y la serpiente eran diferentes en apariencia y habilidades, esa diversidad los hacía únicos y especiales a su manera.

Y así, en el bosque, siempre recordaron que cada uno tiene un papel importante, porque todos somos diferentes y especiales.

### Moraleja:

"No importa cuán diferentes seamos, cada uno tiene algo especial que aportar al mundo."

FIN.

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