El ratoncito amigo



Había una vez un ratoncito muy tierno que se llamaba Rufus. Rufus vivía en un agujerito dentro de una casa, donde se las arreglaba para conseguir algo de comida y encontrar un lugar cálido donde pasar la noche.

Un día, mientras exploraba en busca de unas migas de pan, se encontró con una habitación donde un niño llamado Martín estaba sentado en su cama, llorando. Martín se sentía muy triste porque no tenía amigos con quien jugar.

Rufus, con su pijamita a rayas y gafitas redondas, se acercó a Martín y le dijo: -¿Por qué estás tan triste, Martín? -preguntó Rufus con voz suave.

Martín se sorprendió al escuchar a un ratoncito hablar, pero enseguida se dio cuenta de que Rufus era diferente. -Nunca he tenido un amigo -susurró Martín con los ojos llenos de lágrimas. Rufus decidió que sería el amigo que Martín necesitaba. A partir de ese día, Rufus y Martín compartieron muchas aventuras juntos.

Aprendieron a jugar juegos divertidos, a leer cuentos y a cuidarse mutuamente. Rufus demostró a Martín que la amistad puede surgir en los lugares más inesperados.

Con el tiempo, Martín ya no se sentía solo, porque tenía a su fiel amigo Rufus a su lado. Juntos, descubrieron que la verdadera amistad está en la capacidad de cuidar, comprender y alegrar el corazón del otro. Martín aprendió a valorar a Rufus, y Rufus encontró en Martín el amigo que siempre había deseado.

Desde entonces, Martín ya no volvió a sentirse solo, y Rufus nunca más tuvo que buscar un lugar donde pasar la noche. Juntos, formaron un equipo inseparable donde la amistad y el cariño eran su mayor tesoro.

FIN.

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