El Ratoncito Trabajador y la Gran Fiesta



Había una vez un pequeño ratón llamado Rato, que vivía en un acogedor agujero en una casa de campo. Rato era conocido por ser el más trabajador de todos sus amigos. Cada día se levantaba temprano para recolectar migajas de pan y semillas, siempre pensando en cómo hacer más y mejor.

Un día, mientras Rato estaba fuera buscando comida, se encontró con su amiga, la ardilla Sofía.

"¡Hola, Rato! ¿A dónde vas tan rápido?" - preguntó Sofía, moviendo su colita.

"¡Hola, Sofía! Estoy buscando comida para el invierno. No puedo perder tiempo" - respondió Rato, con una sonrisa.

Sofía miró a Rato y dijo:

"Pero Rato, ¿no deberías tomarte un momento para jugar y disfrutar? Estamos cerca del arroyo, podríamos reunirnos con los demás. ¡Va a haber una gran fiesta esta tarde!"

Rato se detuvo a pensar. Una fiesta sonaba divertida, pero en su cabeza había un montón de tareas aún por hacer.

"Quizás un ratito no le haría mal a mi trabajo... pero necesito ser responsable..." - murmuró.

Sofía sonrió y lo animó.

"¡Vamos, ven con nosotros! Siempre puedes volver a trabajar después. El trabajo es importante, pero también necesitamos diversión para ser felices".

Rato dudó un momento, pero decidió acompañar a Sofía. Y así, ambos fueron hacia el arroyo. Al llegar, vieron que todos sus amigos, los pájaros, las ardillas y los otros ratones estaban reuniéndose para la fiesta. El lugar estaba decorado con hojas y flores, y había un montón de frutos deliciosos para comer.

"¡No puedo creer que me haya perdido esto!" - exclamó Rato, encantado.

La fiesta comenzó, llena de risas y juegos. Rato chapoteó en el agua, jugó a atrapar a Sofía y comió fruta hasta saciarse. Sin embargo, mientras se divertía, notó que el cielo comenzaba a oscurecerse.

"¡Oh no! Ya se está haciendo tarde y no he recolectado comida para el invierno!" - dijo, alarmado.

Los amigos de Rato se dieron cuenta de su preocupación y se acercaron a ayudar.

"No te preocupes, Rato. Podemos ayudarte a recolectar comida ahora mismo" - dijo Martín, el pájaro.

Todos se pusieron a trabajar, formando un gran equipo. Cargaban hojas llenas de semillas y migajas mientras otros vigilaban el entorno para asegurarse de que todo estuviera seguro. Así, entre risas y colaboración, lograron recolectar una buena cantidad de provisiones en poco tiempo.

Cuando terminaron, la fiesta había sido un éxito y Rato aprendió una valiosa lección.

"Gracias, amigos. A veces hay que recordar que trabajar en equipo puede hacer las cosas más fáciles y divertidas. También necesitamos hacer tiempo para disfrutar de la vida" - dijo, sonriendo.

"¡Exacto! Y así se disfruta mucho más ser un ratón trabajador!" - agregó Sofía, riendo.

Desde ese día, Rato siempre se aseguraba de balancear el trabajo con la diversión, porque comprendió que ambos son importantes para ser feliz y lograr sus objetivos.

Y así, todos vivieron una aventura más, lista para la próxima fiesta con la misma alegría y ganas de trabajar juntos.

FIN.

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