El recreo solidario en la Escuela Primaria Arcoíris



En la Escuela Primaria "Arcoíris de Sabiduría", ubicada en un pequeño pueblo, los niños del quinto grado estaban emocionados por el recreo.

Todos los días, salían al patio a jugar y compartir momentos juntos, pero algo especial estaba por suceder ese día. La maestra Marta había notado que algunos niños se quedaban solos durante el recreo, sin nadie con quien jugar o hablar.

Esto le preocupaba, ya que sabía lo importante que era para los niños sentirse incluidos y apoyados por sus compañeros. Un día, antes de que sonara el timbre del recreo, la maestra Marta reunió a todos los alumnos del quinto grado en el aula.

Los niños se miraban entre sí con curiosidad, preguntándose qué estaría pasando. "Chicos, he notado que durante el recreo algunos de ustedes se sienten solos o excluidos. Y eso no está bien", comenzó diciendo la maestra Marta con voz suave pero firme.

"Así que hoy vamos a hacer algo diferente. Vamos a practicar la solidaridad y la amistad compartiendo nuestro recreo". Los niños se miraron unos a otros con sorpresa y emoción.

No sabían qué significaba exactamente eso de "compartir el recreo", pero estaban dispuestos a intentarlo. Al sonar el timbre, en lugar de salir corriendo al patio, los niños del quinto grado se quedaron en el aula esperando instrucciones de la maestra Marta. "Vamos a formar parejas para este recreo", anunció la maestra.

"Cada uno de ustedes va a tener un compañero con quien compartirá este tiempo. Pueden elegir a alguien con quien nunca hayan jugado antes o alguien que crean que necesita compañía".

Los niños asintieron emocionados y empezaron a buscar sus parejas para el recreo. Pablo eligió a Sofía, una niña tímida que siempre estaba sola; Valentina decidió acompañar a Juan, un niño nuevo en la escuela; Lucía se acercó a Mateo, un niño callado al que nadie prestaba atención.

Una vez formadas las parejas, todos salieron al patio juntos. En lugar de dividirse en grupos como solían hacerlo, esta vez todos estaban mezclados y compartiendo juegos y risas.

"¡Qué divertido es esto!" -exclamaba Valentina mientras empujaba suavemente el columpio donde Juan estaba sentado. "Sí, ¡nunca me había sentido tan feliz durante un recreo!" -respondió Juan con una gran sonrisa en su rostro. Los minutos pasaron volando y pronto llegó la hora de regresar al aula.

Los niños del quinto grado entraron charlando animadamente sobre lo bien que lo habían pasado juntos. La maestra Marta los observaba orgullosa desde la puerta del salón.

Había sido testigo de cómo una simple idea había logrado cambiar por completo la dinámica del recreo y cómo los niños habían demostrado ser capaces de solidaridad y amistad cuando se les daba la oportunidad.

A partir de ese día, en la Escuela Primaria "Arcoíris de Sabiduría", compartir el recreo se convirtió en una tradición. Los niños aprendieron que ayudarse mutuamente y ser amables unos con otros no solo hacía más felices esos momentos juntos sino también fortalecía sus vínculos como compañeros y amigos para siempre.

FIN.

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