El Rectángulo Mágico de la Amistad


Había una vez en un colorido mundo, un rectángulo llamado Rubén, quien vivía en un lugar muy especial llamado Ciudad Geométrica.

Rubén era un poco tímido y solitario, ya que vivía en la parte más oscura de la ciudad, donde no había muchos amigos con quien compartir. Un día, mientras paseaba por el parque geométrico, conoció a Triángela, una simpática y brillante triángulo que radiaba alegría y amistad. -Hola Rubén, ¿cómo estás? - le dijo Triángela con entusiasmo.

Rubén, sorprendido por la repentina atención, respondió tímidamente: -Hola, yo... estoy bien, gracias. A partir de ese momento, Rubén y Triángela se volvieron grandes amigos. Juntos descubrieron la magia de la amistad y el poder de aprender el uno del otro.

Triángela enseñaba a Rubén a ser más optimista y a ver las cosas desde diferentes ángulos, mientras que Rubén compartía sus conocimientos sobre líneas rectas y ángulos.

Un día, mientras caminaban por el prado geométrico, se encontraron con Circulino, un círculo alegre y curioso. A pesar de sus diferencias, los tres amigos se llevaron muy bien y decidieron explorar juntos Ciudad Geométrica.

Durante su aventura, descubrieron un antiguo libro mágico que hablaba sobre la amistad y cómo la unión de formas geométricas podía crear algo aún más grandioso. Decidieron poner a prueba la teoría del libro y, juntando sus habilidades geométricas, crearon un increíble parque de juegos donde todas las formas geométricas de la ciudad pudieran divertirse y aprender juntas.

La noticia se extendió rápidamente por toda Ciudad Geométrica, y pronto todas las formas geométricas se unieron en amistad y armonía.

Rubén, Triángela y Circulino habían logrado unir a la ciudad entera con su amistad y enseñanzas, demostrando que la magia de la amistad y el aprendizaje puede cambiar el mundo, independientemente de nuestras diferencias geométricas.

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