El Reencuentro Acuático
Las gotas de agua se separaron y cada una siguió su propio camino. Una de las gotas, llamada Gotita, quedó atrapada en una corriente de aire y voló muy lejos.
Mientras tanto, otra gota llamada Goticón cayó en un río y fue arrastrada hacia el mar. Gotita estaba asustada al estar sola en el cielo. Miraba a su alrededor y no veía a ninguno de sus amigos.
Pero decidió no rendirse y seguir buscando a sus compañeros de nube. Voló por encima de montañas, océanos y bosques, pero no encontraba a nadie. Mientras tanto, Goticón había llegado al mar y se sentía triste porque extrañaba mucho a sus amigos.
Nadaba entre los peces y las olas, pero ninguno era como los que solían jugar con él en la nube. Estaba desanimado pensando que nunca volvería a verlos.
Un día soleado, mientras Gotita volaba sobre un campo lleno de flores coloridas, vio algo brillante en el suelo: ¡era Goticón! Se acercaron rápidamente uno al otro y se abrazaron emocionados. "¡Goticón! ¡Me alegra tanto verte!" exclamó Gotita emocionada. "¡Gotita! Pensé que nunca volvería a verte," dijo Goticón con lágrimas de felicidad.
"No te preocupes más," respondió Gotita. "Vamos juntos a buscar al resto de nuestras amigas. "Así comenzaron su búsqueda por todas partes. Preguntaban a las nubes que pasaban si habían visto alguna gota similar a ellos.
Después de mucho preguntar, finalmente encontraron a Gotina y Gotito, quienes también estaban buscando a sus amigos. "¡Gotina! ¡Gotito!" gritaron Gotita y Goticón. "¡Amigos! ¡Los hemos encontrado!" exclamaron emocionados Gotina y Gotito.
El grupo de gotas se reunió nuevamente y su alegría fue indescriptible. Juntos decidieron que nunca más se separarían y que siempre estarían unidos pase lo que pase. Entendieron que aunque el viento los había dispersado por el cielo, la amistad siempre los mantendría cerca en sus corazones.
Desde ese día, las gotas de agua vivieron felices en una nube nueva y formaron un arcoíris brillante cada vez que llovía. Aprendieron la importancia de la amistad, la perseverancia y nunca rendirse incluso cuando las cosas parecen difíciles.
Y así, las gotas de agua nos enseñan una valiosa lección: incluso cuando nos enfrentamos a desafíos o perdemos el rumbo, si permanecemos unidos con amor y determinación, siempre encontraremos nuestro camino de regreso a casa.
FIN.