El reencuentro de grandes amigos


Pedro y Pablo eran dos grandes amigos desde la infancia. Iban a la misma escuela y compartían el mismo salón. Juntos vivían aventuras emocionantes, jugaban fútbol en el recreo y se contaban sus secretos más profundos.

Siempre estaban juntos, compartiendo risas y tristezas. Pero un día, al llegar a quinto año, tuvieron que separarse.

Un cambio en la vida de los padres de Pedro llevó a la familia a mudarse a otra ciudad, dejando atrás a Pablo y a todos sus amigos. Pedro se sintió muy triste al tener que dejar a Pablo, su compañero de travesuras.

Durante el viaje en el auto, Pedro miraba por la ventanilla con un nudo en la garganta, pensando en todas las cosas que iba a extrañar. En la nueva ciudad, Pedro se adaptó a su nueva escuela, pero siempre recordaba a Pablo. La distancia no borraba la amistad que tenían. Pablo, por su parte, también extrañaba a su amigo.

Pasaron los días, los meses y los años, y la amistad entre Pedro y Pablo se mantuvo viva en sus corazones. Un día, cuando Pedro ya estaba en secundaria, su familia decidió regresar a su ciudad natal.

Pedro estaba emocionado por volver a ver a sus amigos, especialmente a Pablo. El primer día en la escuela, sintió nervios al reencontrarse con todos. Al entrar al salón, vio a un chico que le resultaba familiar. Era Pablo, que estaba sentado en la última fila.

Pedro no podía creerlo, su amigo estaba de vuelta. Se miraron emocionados y sonrieron con lágrimas en los ojos. Desde ese día, Pedro y Pablo retomaron su amistad como si nunca se hubieran separado.

Compartieron nuevos momentos, vivieron nuevas aventuras y fortalecieron su amistad con el tiempo. Aprendieron que la verdadera amistad no se desvanece con la distancia, que los amigos verdaderos siempre se encuentran en el corazón, incluso cuando están lejos.

Así, Pedro y Pablo siguieron siendo grandes amigos para siempre.

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