El Reencuentro en la Selva



En lo más profundo de la selva, donde los árboles se alzaban altos y las hojas susurraban secretos, vivían tres amigos: el tigre Tito, la serpiente Sara y el mono Lolo. Aunque Tito y Sara disfrutaban de la compañía del alegre Lolo, había algo que les molestaba de él. A veces, Lolo peleaba por tonterías, no quería compartir sus cosas y, en ocasiones, escondía las pertenencias de Tito y Sara como si fueran tesoros.

Una tarde de sol radiante, Tito y Sara decidieron ir a jugar al río. Sin embargo, cuando invitaron a Lolo, él respondió:

"¿Por qué tengo que ir con ustedes? Yo quería jugar con mi pelotita y no necesito que ustedes estén dando vuelta".

Los amigos se miraron tristes. La actitud de Lolo había comenzado a cansarlos. Decidieron que tal vez era mejor pasar un tiempo lejos de él para reflexionar.

Pasaron los días y Tito y Sara se divirtieron en la selva sin Lolo. Hicieron una competición de saltos en el río y descubrieron un nuevo lugar lleno de frutas deliciosas. Pero, a pesar de la alegría, sentían que les faltaba algo. La risa de Lolo resonaba en sus recuerdos.

Un día, mientras estaban juntos, Sara comentó:

"Te extraño, Tito. Jugar sin Lolo no es lo mismo".

Tito asintió, pero también se sentía un poco enojado. Decidieron unirse a un grupo de animales para organizar un gran picnic en el claro de la selva. Con mucha emoción, extendieron una invitación a todos, incluso a Lolo.

Al recibir la invitación, Lolo se sintió un poco confundido. Recordó las veces que había hecho enojar a sus amigos. Sin embargo, decidido a cambiar, preparó sus cosas y se llevó un montón de bananas para compartir.

El día del picnic llegó. Todos estaban felices, riendo y jugando. Lolo se acercó a Tito y Sara:

"Hola chicos, traje bananas para todos".

"Gracias, Lolo, eso es genial", respondió Tito, sorprendiendo a Lolo.

Sin embargo, Lolo sintió que no todo estaba bien. Al acercarse, con un leve temor, dijo:

"Chicos, sé que no me porté bien. Quiero pedirles disculpas. He sido egoísta y sé que eso duele".

Sara, con una expresión amable, le respondió:

"No te preocupes, Lolo. A veces todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos".

"Sí, desde ahora me esforzaré por compartir y ser mejor amigo" – dijo Lolo, mirando tanto a Tito como a Sara, quienes lo escuchaban atentamente.

Así, los tres amigos se abrazaron. La alegría volvió a rehacer el lazo que tenían. Juntos, comenzaron a contar chistes, a jugar y a disfrutar del picnic. Lolo compartió las bananas con todos y hasta se ofreció a ayudar cuando Sara se metió en un lío con un arbusto de espinas.

Con el pasar de las horas, la selva retumbaba de risas. Tito, Sara y Lolo aprendieron que la amistad se basa en el respeto, la comprensión y el apoyo mutuo. Desde entonces, Lolo fue un amigo más comprensivo y generoso, y la selva se llenó de aventuras, sin más escondites ni peleas, solo juegos, risas y mucho amor.

El tiempo pasó y los tres amigos se volvieron inseparables, siempre recordando que lo más importante no era lo que tenían, sino los momentos compartidos.

Y así, la selva celebró una nueva amistad, con un Lolo renovado, que nunca olvidó la lección: la verdadera riqueza está en compartir y ser un buen amigo.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!