El Refugio de Sir Cedric



En un hermoso valle rodeado de montañas, existía una aldea llamada Aldea de los Sueños, conocida por su tranquilidad y sus coloridos campos de flores. Sin embargo, los aldeanos vivían con la preocupación de que algún día un dragón travieso, que solía molestar en la montaña cercana, decidiera atacar. Fue entonces cuando el noble caballero Sir Cedric decidió que era momento de actuar.

"¡Necesitamos un refugio que proteja a nuestra aldea!" exclamó Sir Cedric, con su armadura reluciente que brillaba con el sol.

Su mejor amiga, la valiente Clara, lo miró con ojos llenos de determinación.

"¡Podemos hacerlo, Sir Cedric! Pero, ¿cómo será ese refugio?"

Cedric sonrió y, como si le viniera una idea brillante, le explicó:

"Construiremos un refugio con arquitectura romanical y tipología militar, lleno de murallas reforzadas, puertas de hierro y pasadizos secretos. Las bóvedas de cañón y contrafuertes aseguraran la defensa estratégica".

Clara aplaudió emocionada.

"¡Vamos a reunir a todos los aldeanos!"

Así, convocaron a los habitantes de la aldea para contarles sobre la idea. Muchos estaban preocupados, pero la mayoría se sintió inspirada por la valentía de Cedric y Clara. Juntos, empezaron a trabajar día y noche, recolectando materiales y colaborando en la construcción del refugio.

Cuando terminó, Aldea de los Sueños tenía una magnífica fortaleza. Las murallas eran altas, las puertas de hierro se cerraban con un estruendo y los pasadizos secretos llevaban a lugares mágicos dentro de la fortaleza.

Pero una tarde, mientras un grupo de aldeanos descansaba en el jardín del refugio, un sonido ensordecedor hizo vibrar el suelo. De las montañas surgió el temido dragón. Su rugido resonó por todo el valle.

"¡Oh no!" gritó Clara, mirando a Sir Cedric.

"No temas, ¡la fortaleza nos protegerá!" respondió, manteniendo la compostura.

Los aldeanos corrieron hacia el refugio, cerraron las puertas de hierro y subieron a las murallas para ver al dragón acercarse. El dragón volaba en círculos, pensativo, tal vez pensando cómo hacer su travesura.

"¡Tienen que ser valientes, amigos! ¡Recuerden todas las noches que trabajamos juntos!" grita Sir Cedric.

"¡Sí! ¡Cierto!" gritaron a coro los aldeanos, mientras se estaban parados firmes, mirando al dragón.

De repente, el dragón aterrizó con un gran estruendo y, para sorpresa de todos, habló.

"¡Hola! No vine a pelear, vine a jugar. Todos los días me siento solo en la montaña. ¿Puedo unirme a ustedes para jugar?"

Los aldeanos se miraron confundidos. Clara, valiente como siempre, dio un paso al frente.

"¿Quieres jugar? ¿Por qué no lo dijiste antes?"

El dragón parpadeó.

"No sabía si me iban a dejar, siempre escucho que me temen".

Sir Cedric se sonrió y levantó su espada no como un arma, sino como un símbolo de amistad.

"Amigo dragón, aquí no hay lugar para el miedo, solo para la amistad. ¡Bienvenido!"

Y así, con el dragón convirtiéndose en parte de la aldea, los aldeanos organizaron grandes juegos y celebraciones, donde el dragón se convirtió en el mejor amigo de todos.

El refugio fuerte no solo funcionó como protección, sino también como un lugar donde la magia de la amistad floreció. La aldea aprendió que incluso lo que puede parecer aterrador al principio, puede resultar ser una gran bendición.

Con el tiempo, Aldea de los Sueños se volvió más fuerte, no solo porque estaba a salvo, sino por los lazos de amistad que se habían forjado. Y Sir Cedric, siempre con su armadura reluciente y su espíritu indomable, se convirtió en un símbolo de valentía y esperanza, demostrando que la verdadera fortaleza reside en el corazón.

¡Y así, en el valle rodeado de montañas, vivieron felices, defendidos no solo por murallas, sino por la alegría de la amistad!

FIN.

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