El Refugio del Gran Árbol
Había una vez un hermoso y enorme árbol en medio del bosque. Sus ramas eran tan amplias que parecían abrazar el cielo, y bajo su frondosa sombra, animales de todo tipo encontraban refugio. Este árbol era el hogar de Bubú, un pequeño búho sabio, y de sus amigos: Roco, el conejo saltarín, y Lila, la ardilla curiosa.
Una mañana, mientras disfrutaban del suave rayo de sol que se colaba entre las hojas, Bubú vio algo inusual.
"¡Miren! -exclamó el búho-. Algo anda mal en nuestro bosque. ¡No hay cantos de pájaros y el aire huele diferente!"
"¿Qué estará pasando?" -preguntó Roco, moviendo sus orejas inquieto.
"Vamos a investigar," -dijo Lila, con sus ojos brillando de curiosidad.
Los tres amigos se adentraron en el bosque, siguiendo un sendero que parecía más oscuro y desolado. Pronto, encontraron una tristeza: un grupo de animales estaba reunido cerca de un arroyo que solía ser brillante y claro, pero ahora estaba cubierto de plásticos y basura.
"¿Qué les pasó, amigos?" -preguntó Bubú con preocupación.
"El hombre ha dejado toda esta basura y está contaminando nuestro hogar," -lloraba Tobi, el pez de colores.
"¿Pero qué podemos hacer?" -suspiró Lila.
Bubú reflexionó y dijo:
"¡Podemos ayudar! Si todos colaboramos, podemos limpiar nuestro bosque y hacer que vuelva a ser un lugar hermoso."
Los animales comenzaron a organizarse. Roco y Lila se encargaron de recoger la basura del suelo, mientras Bubú volaba de un lado a otro guiando a sus amigos. Sacaron plásticos, latas y papeles. Cada vez que llenaban una bolsa, sus corazones se llenaban de esperanza.
Sin embargo, casi al finalizar la jornada, apareció un perro grande y feroz, que había estado causando desastres en el bosque. Los animales temieron por su seguridad. El perro ladraba con fuerza y, al parecer, no tenía intención de irse.
"¡Vamos, corre!" -gritó Roco, mientras saltaba detrás de un arbusto.
"No, esperen!" -dijo Bubú, con la voz calma pero firme. "Necesitamos pensar. Tal vez podamos hablar con él."
Los amigos miraron a Bubú con incertidumbre, pero sabían que él siempre tenía razón. Acercándose con cautela, Bubú habló al perro.
"Hola, amigo. Sabemos que estás aquí porque buscas algo. ¿Por qué no nos cuentas qué sucede?"
El perro, un poco sorprendido por la calma de Bubú, dejó de ladrar.
"No estoy aquí para hacer daño, solo tengo hambre y he estado perdido en este bosque. He cruzado el camino del hombre y todo se ha vuelto confuso."
Bubú, sintiendo compasión, dijo:
"Podemos ayudarte. Pero primero, juntos debemos asegurarnos de que este lugar sea seguro para todos. ¿Te gustaría ayudarnos a limpiar y luego compartiremos nuestros alimentos contigo?"
El perro, algo avergonzado y con el estómago rugiendo, asintió.
"Está bien, ayudaré. Lo siento por asustarlos. No sabía que todo esto estaba sucediendo."
El inesperado giro de los acontecimientos trajo alegría a los amigos. Juntos, el perro y los animales del bosque continuaron recogiendo basura durante el resto de la tarde. Cuando terminaron, el bosque comenzaba a recuperarse y el arroyo volvió a relucir con su agua cristalina.
Como recompensa, Lila, Roco y Bubú invitaron al perro a compartir su comida bajo el gran árbol.
"¡Nunca pensé que un perro feroz pudiera ser tan amable!" -dijo Roco mientras mordía una zanahoria.
"¡Sí! Y ahora somos amigos!" -agregó Lila con entusiasmo.
Desde aquel día, el gran árbol se convirtió en un refugio no solo para los animales del bosque, sino también para su nuevo amigo, el perro. Todos aprendieron la importancia de trabajar juntos, ayudarse mutuamente y cuidar su hogar.
Así, el bosque volvió a ser un lugar lleno de sonidos, colores y amistades, donde todos podían vivir felices bajo la sombra del gran árbol. Y la historia de Bubú, Roco, Lila y su nuevo amigo se convirtió en una leyenda que se contaba a todos los que llegaban al bosque, recordándoles que siempre es mejor colaborar y cuidar de su entorno.
FIN.