El refugio del sabio bosque


Había una vez tres amigos llamados Martina, Juan y Facundo que decidieron aventurarse en el bosque para explorar y descubrir sus secretos. Todo iba de maravilla al principio, se reían, jugaban y disfrutaban del aire fresco entre los árboles.

Pero cuando el sol comenzó a ponerse, se dieron cuenta de que estaban perdidos. Martina miró a su alrededor con preocupación. "Chicos, creo que nos hemos desviado mucho del camino principal.

¿Qué hacemos ahora?" preguntó con voz temblorosa. Juan intentaba mantener la calma. "Tranquila Martina, seguro encontraremos una forma de salir de aquí. Solo necesitamos pensar con claridad y trabajar juntos. "Facundo asintió con determinación. "Tienes razón, Juan.

Vamos a buscar un lugar donde podamos pasar la noche y resguardarnos del frío. "Los tres amigos caminaron por el bosque oscuro, usando sus linternas para iluminar el camino.

Escuchaban los ruidos misteriosos de la naturaleza y sentían el viento helado en sus rostros. De repente, vieron una pequeña cabaña al fondo. "¡Miren allí! ¡Una cabaña! Podemos refugiarnos allí por la noche", exclamó Martina emocionada. Se apresuraron hacia la cabaña y tocaron la puerta con timidez.

Un anciano amable les abrió y les dio la bienvenida. "¿Qué hacen tres niños tan tarde por aquí en medio del bosque?" preguntó el anciano con curiosidad. Martina explicó cómo se habían perdido y cómo buscaban refugio para pasar la noche.

El anciano sonrió bondadosamente. "No se preocupen, están a salvo aquí. Pueden quedarse esta noche en mi cabaña. "Los amigos sintieron un gran alivio al escuchar esas palabras reconfortantes.

El anciano les ofreció sopa caliente para cenar y les contó historias fascinantes sobre el bosque antes de ir a dormir en cómodas camas hechas con mantas suaves. Al día siguiente, los amigos despertaron con el sol brillando a través de las ventanas de la cabaña.

El anciano les indicó el camino de regreso al pueblo y les deseó buena suerte en sus futuras aventuras.

Martina, Juan y Facundo aprendieron una valiosa lección esa noche: nunca debían aventurarse sin un plan claro y siempre debían trabajar juntos para superar los obstáculos que se presentaran en su camino. Desde entonces, los tres amigos recordaron aquella experiencia como un momento especial que fortaleció su amistad y los enseñó a ser más precavidos en sus travesías por el bosque.

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