El regalo de Chloe



Había una vez, en un colorido pueblo rodeado de flores y árboles frondosos, una niña llamada Mariangel.

Con su cabello ondulado que brillaba bajo el sol y sus ojos grandes llenos de alegría, era conocida por todos como la niña más alegre y soñadora del lugar. Mariangel pronto cumpliría 5 años, y su mayor deseo era tener un perrito al que pudiera llamar Chloe.

Desde hacía meses, no dejaba de hablar sobre cómo sería su nueva amiga peluda: correteando juntas por el jardín, durmiendo abrazadas en las noches frías y compartiendo secretos solo entre ellas dos. Un día antes de su cumpleaños, Mariangel despertó con una sonrisa radiante en su rostro.

Corrió al patio trasero de su casa donde soñaba con ver a Chloe esperándola. Pero para su sorpresa, allí encontró a un pequeño cachorrito blanco con manchas marrones que jugueteaba entre las flores.

- ¡Oh! ¡Hola! ¿Eres tú mi Chloe? -preguntó Mariangel emocionada mientras acariciaba al cachorro. El pequeño perro movió la cola felizmente y lamió la mano de la niña como si le estuviera diciendo "Sí, soy tu Chloe". Mariangel no podía contener la emoción.

Sabía que este regalo tan especial venía del cariño de sus padres y amigos del pueblo. Pronto todos se reunieron para celebrar el cumpleaños de Mariangel con globos de colores, música alegre y una gran torta decorada con la imagen de Chloe.

- ¡Feliz cumpleaños, Mariangel! -gritaban todos mientras aplaudían. La niña sopló las velas rodeada de amor y felicidad. Sabía que ese día sería inolvidable gracias al mejor regalo que podría haber deseado: su querida Chloe.

A partir de ese momento, Mariangel y Chloe se convirtieron en inseparables compañeras. Juntas exploraban cada rincón del pueblo, bailaban al ritmo del viento en los campos verdes y corrían libres como dos almas gemelas destinadas a compartir aventuras eternas.

Y así, entre risas y ladridos llenos de alegría, Mariangel aprendió el verdadero significado del amor incondicional: cuidar a alguien más allá de uno mismo y encontrar la felicidad en las pequeñas cosas que hacen grande cada día.

Porque cuando tienes a alguien especial a tu lado, cualquier sueño puede hacerse realidad. Y colorín colorado este cuento ha terminado... ¡por ahora!

FIN.

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