El Regalo de Clara
Había una vez una niña llamada Clara, que desde muy pequeña soñaba con ser bailarina. Todos los días practicaba en su habitación, moviendo sus pies al ritmo de la música y haciendo piruetas sin parar.
Un día, cuando iba camino a su clase de ballet, se encontró con su abuela en el parque. La abuela estaba sentada en un banco, mirando a los niños jugar. -¡Hola abuela! -dijo Clara emocionada-.
¿Qué haces aquí? -La verdad es que estoy un poco triste -respondió la abuela-. Hoy es mi cumpleaños y nadie ha venido a verme. Clara se sintió mal por su abuela. Decidió entonces hacer algo especial para ella.
Recordó que en la clase de ballet estaban ensayando una coreografía para el festival anual de danza del pueblo. -Abuela, tengo una idea -dijo Clara con entusiasmo-. ¿Te gustaría venir a verme bailar? Estamos ensayando para el festival y creo que te encantará la presentación.
La abuela sonrió emocionada ante la propuesta de su nieta. Juntas fueron caminando hacia el teatro donde se llevaría a cabo el festival. Cuando llegaron allí, Clara se puso su tutú rosa y sus zapatillas de punta.
La abuela tomó asiento en primera fila junto al resto del público expectante. La música comenzó a sonar y las luces se encendieron. Clara salió al escenario y comenzó a moverse grácilmente al ritmo de la melodía.
Sus pasos eran precisos y elegantes, como si flotara sobre el escenario. La abuela no podía creer lo que veía. Su nieta era una verdadera artista, y ella estaba allí para verla brillar.
Cuando terminó la presentación, Clara se acercó a su abuela con una gran sonrisa en el rostro. -¿Te gustó, abuela? -preguntó. -Me encantó, mi amor -respondió la abuela emocionada-. Eres una bailarina increíble y estoy muy orgullosa de ti.
Desde ese día, la abuela siempre iba a ver a Clara bailar. Y aunque ella ya no era tan joven como antes, seguía sintiéndose feliz y llena de vida cada vez que veía a su nieta danzar sobre el escenario.
Clara aprendió que el arte puede unir generaciones y hacer felices a las personas. Además, nunca dejó de perseguir sus sueños de ser bailarina. Siguió practicando todos los días y logró convertirse en una profesional reconocida en todo el mundo.
Y así fue cómo Clara nena bailarina hizo feliz a su abuela cada vez que subió al escenario para demostrarle lo mucho que amaba la danza.
FIN.