El regalo de la amistad


Axel estaba emocionado. Mañana iba a ser su cumpleaños y había invitado a sus amigos del colegio a una fiesta en su casa.

Había preparado todo con mucho esmero: globos, guirnaldas, comida y juegos para que sus amigos se divirtieran. Cuando llegó el día de la fiesta, Axel estaba ansioso por ver a sus amigos. De repente, sonó el timbre de la puerta y él corrió hacia ella para abrir.

- ¡Feliz cumpleaños, Axel! -gritaron todos sus amigos al unísono. Axel estaba tan contento que no sabía qué hacer primero. Todos comenzaron a jugar y reírse juntos mientras comían pizza y pastel.

Fue una tarde divertida pero después de unos minutos Axel notó algo extraño en su amiga Verónica. - ¿Estás bien? -preguntó Axel preocupado cuando vio lágrimas en los ojos de Verónica. - No sé si puedo seguir jugando... -respondió ella tristemente- Me duele mucho la cabeza...

Axel inmediatamente dejó los juegos y llevó a Verónica al sofá para que descansara mientras pedía ayuda a uno de sus padres. Después fue con todos los demás chicos para explicarles lo que había pasado con Verónica.

Todos estaban muy preocupados por ella y querían saber cómo podían ayudarla. Fue entonces cuando Axel propuso una idea:- ¿Qué tal si hacemos una colecta entre todos nosotros para comprarle un regalo especial? Así se sentirá mejor cuando vuelva al colegio.

Los niños aceptaron entusiasmados la idea y comenzaron a buscar monedas en sus bolsillos y carteras. Después de un rato, lograron juntar una suma importante. Axel y su familia llevaron a Verónica al hospital donde los médicos le confirmaron que tenía una migraña.

Le dieron medicamentos para aliviar el dolor y la dejaron descansando durante unas horas. Cuando regresó a la fiesta, todos los amigos estaban felices de verla recuperada y le entregaron el regalo que habían comprado con tanto amor.

Verónica se emocionó hasta las lágrimas al ver lo que sus amigos habían hecho por ella. La tarde continuó llena de risas, juegos y diversión pero también había un fuerte sentimiento de amistad entre ellos.

Axel aprendió que no sólo es importante festejar su cumpleaños sino también estar allí para sus amigos cuando más lo necesitan. Al final del día, todos se despidieron con abrazos y prometieron seguir siendo buenos amigos en el colegio.

Axel se fue a dormir feliz sabiendo que había tenido el mejor cumpleaños gracias a la amistad verdadera y sincera.

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