El regalo de la amistad


Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo. Sofía siempre había sido muy egoísta y no le gustaba compartir sus juguetes con sus amigos. Siempre quería tenerlo todo para ella sola.

Un día, Sofía recibió un regalo muy especial de su abuela: una muñeca de porcelana hermosa y delicada.

Sofía estaba encantada con su nueva muñeca y la llevaba a todas partes, pero nunca dejaba que nadie más la tocara o jugara con ella. Un día, mientras Sofía paseaba por el parque con su muñeca, vio a su amiga Martina sentada en un banco mirando triste.

Martina tenía muchas ganas de jugar con la muñeca de Sofía, pero sabiendo lo egoísta que era, no se atrevió a pedirle. Sofía se acercó a Martina y le preguntó qué le pasaba.

Martina explicó que estaba triste porque no tenía ningún juguete para jugar en casa y todos sus amigos estaban ocupados ese día. Al escuchar esto, algo cambió dentro de Sofía. Por primera vez, sintió empatía hacia otra persona y decidió hacer algo bueno por su amiga.

Con mucho esfuerzo, pensó en cómo podría compartir su preciada muñeca sin sentirse mal al respecto. Entonces tuvo una idea brillante: decidió llevar a Martina a su casa para jugar juntas con la muñeca durante toda la tarde.

Cuando llegaron allí, Martina no podía creer lo generosa que estaba siendo Sofía al permitirle jugar con su muñeca favorita. Las dos niñas pasaron horas jugando y riendo juntas. Sofía se dio cuenta de que compartir no solo hacía feliz a Martina, sino que también la hacía sentir bien a ella misma.

No necesitaba tener todas las cosas para sí misma, porque el verdadero valor estaba en la amistad y la felicidad compartida. A partir de ese día, Sofía aprendió una valiosa lección sobre compartir y ser generosa con los demás.

Comenzó a prestar sus juguetes a sus amigos y a disfrutar de momentos divertidos juntos. Se dio cuenta de que compartir era mucho más gratificante que quedarse con todo para sí misma.

Con el tiempo, Sofía se convirtió en una niña muy querida por todos sus amigos. Aprendió a valorar la amistad por encima de cualquier posesión material y siempre estaba dispuesta a ayudar y compartir con los demás.

Y así, gracias a su cambio de actitud, Sofía vivió muchas aventuras emocionantes junto a sus amigos mientras aprendían la importancia de compartir y cuidar el uno del otro. Fin

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