El Regalo de la Amistad
Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Alegría, donde todos los años se celebraba la Navidad con mucho entusiasmo. Cada ciudadano esperaba recibir y dar regalos, pero en esta ocasión, las cosas no serían tan sencillas.
Un grupo de niños, liderados por una niña llamada Lucía, estaba emocionado porque se acercaba la Navidad.
"¡No puedo esperar para abrir mis regalos!" -dijo Lucía, brillando de emoción.
"Yo también, siempre espero algo impresionante" -agregó Marco, uno de sus amigos.
Sin embargo, había un niño nuevo en el pueblo, llamado Pablo, que había llegado recientemente. Pablo era tímido y no tenía amigos. En el colegio, sus compañeros lo ignoraban porque era diferente.
Un día, mientras Lucía y sus amigos planeaban la gran celebración navideña, ella vio a Pablo sentado solo en el rincón del patio.
"¿Por qué no viene a jugar con nosotros?" -preguntó Lucía.
"No sé, tal vez no le guste jugar al fútbol" -respondió Marco, encogiéndose de hombros.
Lucía lo miró bien y decidió que tenían que hacer algo. Ella reunió a sus amigos y les dijo:
"Escuchen, ¿y si invitamos a Pablo a nuestra fiesta de Navidad? Tal vez se siente solo y le encantaría ser parte de nuestra celebración."
Sus amigos se miraron con sorpresa, pero finalmente todos aceptaron.
La semana siguiente, mientras todos los niños preparaban sus obsequios, Lucía vio que a Pablo le gustaría regalar algo especial. Fueron a la tienda juntos y Pablo eligió un libro con un cuento de aventuras.
"Es el mejor regalo que podría hacer" -dijo Pablo emocionado. "Es mi cuento favorito y quiero compartirlo."
Lucía le sonrió.
"Es una idea genial, Pablo. Estoy segura de que a todos les encantará."
El día de la fiesta llegó, y la casa de Lucía estaba decorada con luces brillantes. Todos los niños llevaban regalos; sin embargo, Pablo, que estaba nervioso, tomó un profundo respiro y decidió ir con su libro debajo del brazo.
En la fiesta, mientras los otros niños abrían sus regalos, Lucía miró a Pablo y le dijo:
"¡Es tu turno! ¿Por qué no compartís tu regalo?"
"Pero… es solo un libro" -respondió Pablo, inseguro.
Lucía lo animó:
"A veces, lo que parece simple puede ser increíblemente especial. ¡Vamos!"
Pablo se armó de valor, se acercó a los demás y empezó a contar lo que había dentro del libro. La historia era fantástica, llena de aventuras increíbles.
Los niños, que al principio estaban un poco distraídos, comenzaron a escuchar atentos, sumergidos en lo que Pablo contaba.
"¡Wow! ¡Esto es genial!" -exclamó Marco, mientras los demás asentían con la cabeza, completamente atrapados por el relato.
La fiesta continuó, y la historia de Pablo se volvió el momento más memorable de la Navidad. Todos los niños comenzaron a chatear con él, preguntándole más sobre el libro y sus personajes.
Pablo sonrió. Por primera vez, no se sentía fuera de lugar. Lucía, viendo esto, se sintió orgullosa.
Esa noche, cuando los fuegos artificiales brillaban en el cielo estrellado, Lucía le dijo a Pablo:
"Hoy nos enseñaste algo muy importante. A veces el verdadero regalo no es el objeto en sí, sino compartir lo que amamos con los demás."
"Gracias por invitarme, Lucía." -respondió Pablo con una gran sonrisa.
"No, gracias a vos. Has traído magia a esta Navidad."
Desde aquel día, Lucía y sus amigos nunca volvieron a olvidar a Pablo. Se convirtieron en grandes amigos, y todos juntos compartieron risas, aventuras y, sobre todo, el regalo de la amistad.
Así, la Navidad en el pueblo de Alegría no solo fue celebrada con regalos materiales, sino con la unión que se formó entre todos los niños. Se dieron cuenta de que lo más importante de la Navidad no es solo recibir, sino también dar amor, alegría y amistad a quienes nos rodean.
Y así, la historia de Pablo se convirtió en un hermoso recuerdo que todos llevarían en sus corazones para siempre.
FIN.