El Regalo de la Amistad



Era una mañana fresca de diciembre en el pequeño pueblo de Barriletes, donde la Navidad estaba a la vuelta de la esquina. Todos los niños del lugar estaban emocionados porque se acercaba la fiesta más linda del año. Sin embargo, en un rincón del pueblo, había una niña llamada Ana que se sentía un poco triste. Ana era diferente a los demás niños: tenía una forma única de ver el mundo. A fin de hacer una buena acción, un grupo de niños decidió acercarse a ella.

"Hola Ana, ¿quieres jugar con nosotros?" - dijo Tomás, un niño conocido por ser muy amigable.

"No sé, chicos... a veces no les gusta jugar conmigo porque soy diferente" - contestó Ana, mirando al suelo.

"Pero ser diferente es lo que te hace especial. ¡Ven! Vamos a hacer una hermosa manualidad para la Navidad" - agregó Lucrecia, quien siempre estaba dispuesta a ayudar a otros.

Los niños se sintieron inspirados por las palabras de Lucrecia y decidieron invitar a Ana a unirse a ellos. Juntos, comenzaron a recolectar materiales: papel de colores, cintas y muchos adornos brillantes.

Al principio, Ana se sintió un poco insegura, pero pronto se dio cuenta de que su visión creativa era lo que hacía que las cosas fueran más emocionantes.

"Miren, podemos hacer una estrella gigante para ponerla en el árbol de Navidad" - exclamó Ana, llena de entusiasmo.

Los otros niños se miraron entre sí, sorprendidos por la idea tan original. Así que, con muchas risas y alegría, comenzaron a trabajar juntos. Sin embargo, a medida que avanzaban, se dieron cuenta de que no estaban preparados para lo que su creación requería: ¡demasiados colores y mucha imaginación!"Esto no se parece a una estrella... parece más un monstruo colorido" - dijo Franco, comenzando a sentir que la manualidad no estaba tomando la dirección adecuada.

Ana, sintiendo que estaba haciendo las cosas mal, se desanimó y pensó en irse a casa. Pero Tomás la detuvo.

"Espera, Ana. Lo que importa no es que sea perfecta, sino que lo hicimos juntos. A veces, las cosas más raras pueden ser las más hermosas" - le dijo con sinceridad.

Motivados por las palabras de Tomás, los niños decidieron seguir adelante. Cada uno empezó a añadir su propio toque a la estrella: uno puso lentejuelas, otro añadió purpurina, y Ana decidió pintar algunos símbolos que representaban su amistad.

Al terminar, tenían una obra maestra: una estrella gigante llena de color y vida.

"¡Es hermosa! ¡Es el mejor adorno de Navidad que podríamos haber hecho!" - exclamó Lucrecia, admirando su trabajo.

La estrella fue colgada en la plaza del pueblo, y todos los habitantes vinieron a ver la creación de los niños. Todos quedaron maravillados por la diversidad de colores y formas, que representaba la amistad y la unión de un grupo de amigos que, aunque diferentes, se complementaron para hacer algo único.

La vida en Barriletes tenía un nuevo significado. Cada Navidad, la estrella de colores se volvió un símbolo de amistad y celebración de las diferencias. Ana nunca se sintió sola otra vez, porque había encontrado un grupo que la aceptaba tal cual era y la apreciaba por su creatividad.

Desde entonces, todos los años, en diciembre, los niños se reunían para crear algo increíble, recordando que la verdadera magia de la Navidad está en la amistad, el trabajo en equipo y la hermosa diversidad de cada uno de ellos. Así, se enseñaron que lo que nos hace diferentes también nos hace únicos y valiosos, y que siempre hay espacio para la solidaridad, la alegría y la creatividad.

Fin

FIN.

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