El Regalo de la Amistad



Era una fría mañana de diciembre en el pequeño pueblo de Villanieve. Las casas estaban adornadas con luces brillantes y cristales de colores. Los niños jugaban en la nieve, haciendo muñecos y lanzando bolas. En medio de toda esa alegría, había una pequeña niña llamada Sofía, que siempre se sentía sola durante las fiestas.

Sofía miraba por la ventana de su casa, sintiendo el frío en su corazón. "¿Por qué nadie juega conmigo?" - suspiraba, mientras observaba a sus compañeros reírse y divertirse.

Un buen día, mientras caminaba por el parque, Sofía se encontró con un viejo muñeco de nieve. Tenía una sonrisa pintada y una bufanda roja que le daba un toque especial. "Hola, pequeña" - dijo el muñeco de nieve con una voz cálida.

"¿Hablas?" - se sorprendió Sofía.

"Sí, soy un muñeco de nieve encantado. Pero estoy triste porque quiero que todos los niños se diviertan juntos. ¿Por qué no te unes a ellos?" - preguntó el muñeco.

"Porque no me invitan a jugar..." - respondió Sofía, con los ojos llenos de lágrimas.

"Ah, ya veo. A veces, solo hay que dar el primer paso. ¿Qué tal si organizamos una gran fiesta de Navidad? Así, todos los niños vendrán y podrán jugar juntos!" - propuso el muñeco.

Sofía sintió que una chispa de esperanza iluminaba su corazón. "¡Sí, eso es genial! Pero, ¿cómo lo hacemos?" - preguntó entusiasmada.

"Vamos a invitar a todos y preparar algunas sorpresas. Tengo muchos amigos en la nieve que me ayudarán. ¡Manos a la obra!" - exclamó el muñeco de nieve.

Con la ayuda del muñeco, Sofía comenzó a hacer tarjetas de invitación, decorarlas con purpurina y dibujar dibujos en la nieve. "¡Feliz Navidad! Fiesta en el parque!" - escribía emocionada.

A medida que iba entregando las invitaciones, los niños comenzaron a mostrarse curiosos. "¿De qué se trata la fiesta, Sofía?" - preguntó Lucas, un niño de su escuela.

"Tendremos juegos, música, y ¡muchos dulces! Van a ser las mejores fiestas de Navidad" - respondió Sofía, llena de energía.

Finalmente, llegó el gran día. El parque se llenó de luces, música y risas. El muñeco de nieve se aseguró de que todo estuviera perfecto. "Mira cómo todas las sonrisas han llenado el lugar, Sofía" - comentó mientras observaban a los niños jugando.

"¡Es hermoso!" - exclamó ella.

"¿Ves? No necesitabas que te inviten, solo tenías que dar el primer paso. ¡La amistad y la diversión están al alcance de todos!" - dijo el muñeco con una gran sonrisa.

De repente, mientras bailaban, una ráfaga de viento sopló y el muñeco comenzó a desvanecerse. "¿Qué sucede?" - preguntó Sofía, aterrorizada.

"No te angusties, Sofía. Mi tiempo aquí se termina, pero siempre llevaré tu valentía en mi corazón. Ahora tú tienes el poder de unir a todos tus amigos cada Navidad. ¡Sigue organizando fiestas!" - dijo el muñeco mientras se deshacía poco a poco.

Sofía sintió una mezcla de tristeza y felicidad. "No quiero que te vayas, te voy a extrañar" - dijo con lágrimas en los ojos.

"Siempre estaré contigo, en cada sonrisa que compartas. ¡Feliz Navidad, Sofía!" - y con esas palabras, el muñeco desapareció en una tormenta de nieve.

Aunque el muñeco de nieve ya no estaba, Sofía entendió que gracias a su valentía, había hecho nuevos amigos y había llenado de alegría el corazón de muchos. Desde ese día, cada Navidad, Sofía organizaba una fiesta para que todos pudieran jugar juntos, recordando siempre las enseñanzas de su mágico amigo.

Y así, el pequeño pueblo de Villanieve nunca olvidó la historia de Sofía y su muñeco de nieve, y la alegría de compartir, jugar y ser amigos. La verdadera magia de la Navidad estaba en la amistad y la unión de todos los corazones.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!