El regalo de la bondad



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Juanito. Juanito era un niño mendigo que vivía en las calles y sobrevivía gracias a la generosidad de las personas.

Sin embargo, a pesar de su difícil situación, siempre mantenía una sonrisa en su rostro. Un día, mientras caminaba por el centro del pueblo, Juanito vio una tienda llena de juguetes brillantes y coloridos.

La tentación fue demasiado grande para él y decidió entrar sigilosamente para tomar algo que le hiciera compañía durante las noches frías. Sin embargo, justo cuando estaba saliendo con un pequeño tren de juguete escondido bajo su abrigo, tropezó con una anciana llamada Doña Rosa.

Ella llevaba consigo unas bolsas llenas de regalos para sus nietos. "¡Ay! ¡Cuidado!"- exclamó Doña Rosa mientras caían al suelo los regalos que llevaba. Juanito se levantó rápidamente y se disculpó:"Perdóneme señora, no quise chocarla".

Doña Rosa lo miró con ternura y notó que el niño tenía hambre y frío. En lugar de enfadarse por el incidente, decidió darle una oportunidad a Juanito. "¿Por qué estás solo en la calle? ¿Dónde están tus padres?" - preguntó preocupada Doña Rosa.

Con lágrimas en los ojos, Juanito le contó sobre sus padres fallecidos y cómo había terminado viviendo en la calle. Doña Rosa sintió compasión por él y decidió llevarlo a su casa para pasar la noche.

En la casa de Doña Rosa, Juanito descubrió que ella era una mujer amable y generosa. Le ofreció comida caliente, ropa limpia y un lugar cálido donde dormir.

Juanito no podía creer tanta bondad por parte de alguien a quien había chocado accidentalmente en la calle. Durante los días siguientes, Doña Rosa le enseñó a Juanito el verdadero significado de la Navidad: el amor, la solidaridad y la importancia de ayudar a los demás.

Juntos, prepararon alimentos para repartir entre las personas necesitadas del pueblo y visitaron un hogar de niños abandonados llevándoles juguetes que habían sido donados. Poco a poco, Juanito comenzó a cambiar su forma de pensar y entender que robar no era la solución para sus problemas.

Aprendió que siempre hay personas dispuestas a brindar ayuda desinteresada si uno se lo propone. La víspera de Navidad llegó finalmente y Doña Rosa organizó una gran cena en su casa para todos aquellos que no tenían un lugar donde celebrar.

La mesa estaba llena de comida deliciosa y risas llenaban el ambiente. Juanito se sentía feliz al ver cómo su vida había dado un giro completo gracias al encuentro con Doña Rosa.

Ahora tenía una familia adoptiva y sabía que nunca más estaría solo en la calle. Esa noche, mientras compartían regalos bajo el árbol navideño, Juanito entendió que no importaba cuánto tuviera materialmente sino cuánto amor podía dar y recibir.

Desde entonces, cada año durante las fiestas navideñas, Juanito ayudaba junto a Doña Rosa a las personas necesitadas del pueblo. Aprendió que todos podemos marcar la diferencia si nos esforzamos por ser mejores personas y ayudar a los demás.

Y así, Juanito y Doña Rosa vivieron felices el resto de sus vidas, recordando siempre aquella víspera de Navidad en la que un encuentro casual cambió sus destinos para siempre.

FIN.

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